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#217016

El diálogo: un camino en Colombia, mensaje del arzobispo de Bogotá

20 de julio de 2024
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“Ponerse en camino es un gesto propio de quienes buscan el sentido de la vida” (Papa Francisco, en Spes non confundit # 5)

En los momentos más difíciles de las personas, de las familias o de la sociedad, se requieren artesanos valientes del diálogo sincero y esperanzador, mujeres y hombres con capacidad de caminar y de motivar un camino donde todos podamos transitar los senderos de la historia, sin confundir la ruta, sin dispersarnos, aunque tengamos visiones distintas.

Pensemos desde la clave del diálogo esperanzador en Colombia las siguientes propuestas, a la luz de la Carta Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, para ponernos en camino de unidad nacional, y así conquistar entre todos, lo que todos necesitamos:

 

1.    Es necesario el diálogo de todas las fuerzas vivas de Colombia para una visión completa del país.

“Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados, y otros la enfrentan con violencia destructiva, pero entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo en el pueblo, porque todos somos pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad. Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y de los medios de comunicación”.  (FT # 199)

2.    Es necesario el diálogo que se esfuerza por comprender el sentido de lo que el otro dice.

“El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el otro tiene algo para aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía”. (FT # 203)

3.    Es necesario el diálogo que nos permita reconocer los valores permanentes.

“En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado, y que está más allá del consenso circunstancial. Hablamos de un diálogo que necesita ser enriquecido e iluminado por razones, por argumentos racionales, por variedad de perspectivas, por aportes de diversos saberes y puntos de vista, y que no excluye la convicción de que es posible llegar a algunas verdades elementales que deben y deberán ser siempre sostenidas. Aceptar que hay algunos valores permanentes, aunque no siempre sea fácil reconocerlos, otorga solidez y estabilidad a una ética social”. (FT # 211)

4.    Es necesario el diálogo que nos lleve a una nueva síntesis desde la verdad.

“Los que han estado duramente enfrentados conversan desde la verdad, clara y desnuda. Les hace falta aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones. Sólo desde la verdad histórica de los hechos podrán hacer el esfuerzo perseverante y largo de comprenderse mutuamente y de intentar una nueva síntesis para el bien de todos”. (FT # 226)

5.    Es necesario el diálogo que se fundamenta en la virtud de la bondad.

“Es cierto que no es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (Rm 12,21) y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz. De ese modo quien cultiva la bondad en su interior recibe a cambio una conciencia tranquila, una alegría profunda aun en medio de las dificultades y de las incomprensiones. Incluso ante las ofensas recibidas, la bondad no es debilidad, sino auténtica fuerza, capaz de renunciar a la venganza”. (FT # 243)

6.    Es necesario el diálogo con valentía en medio del conflicto.

“La verdadera reconciliación no escapa del conflicto, sino que se logra en el conflicto, superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente. La lucha entre diversos sectores «siempre que se abstenga de enemistades y de odio mutuo, insensiblemente se convierte en una honesta discusión, fundada en el amor a la justicia”.  (FT # 244)

7.    Es necesario el diálogo que nos permita perdonar sin perder la memoria.

“El perdón no implica olvido. Decimos más bien que cuando hay algo que de ninguna manera puede ser negado, relativizado o disimulado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que jamás debe ser tolerado, justificado o excusado, sin embargo, podemos perdonar. Cuando hay algo que por ninguna razón debemos permitirnos olvidar, sin embargo, podemos perdonar. El perdón libre y sincero es una grandeza que refleja la inmensidad del perdón divino. Si el perdón es gratuito, entonces puede perdonarse aun a quien se resiste al arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón”. (FT # 250)

8.    Es necesario el diálogo que nos permite llegar al perdón que nos libera de la venganza.

“Los que perdonan de verdad no olvidan, pero renuncian a ser poseídos por esa misma fuerza destructiva que los ha perjudicado. Rompen el círculo vicioso, frenan el avance de las fuerzas de la destrucción. Deciden no seguir inoculando en la sociedad la energía de la venganza que tarde o temprano termina recayendo una vez más sobre ellos mismos. Porque la venganza nunca sacia verdaderamente la insatisfacción de las víctimas. Hay crímenes tan horrendos y crueles, que hacer sufrir a quien los cometió no sirve para sentir que se ha reparado el daño; ni siquiera bastaría matar al criminal, ni se podrían encontrar torturas que se equiparen a lo que pudo haber sufrido la víctima. La venganza no resuelve nada”. (FT # 251)

9.    Es necesario el diálogo que nos lleve a superar la violencia y la guerra.

“Toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal. No nos quedemos en discusiones teóricas, tomemos contacto con las heridas, toquemos la carne de los perjudicados. Volvamos a contemplar a tantos civiles masacrados como “daños colaterales”. (FT # 261)

10.    Es necesario el diálogo para que respetemos el derecho a la vida de todas las personas.

“Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país. Lo tiene, aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad”. (FT # 107)

En Colombia se requieren actitudes y voces esperanzadas, para promover una ciudadanía que, sin cerrar los ojos ante las tormentas que nos amenazan, tienen propuestas que logran levantar la esperanza. El liderazgo del diálogo genera esperanza, el arte del diálogo es un servicio difícil pero absolutamente necesario para proponerle al país caminos concretos, que nos lleven a superar el escenario estéril del desencanto y de la culpabilización mutua.

+Luis José Rueda Aparicio
Arzobispo de Bogotá
20 de Julio de 2024
 

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