Les recordó monseñor Edwin Vanegas, obispo auxiliar de Bogotá, a cerca de 100 personas en estado de vulnerabilidad, la mayoría, sin techo, acompañados por la comunidad de Sant'Egidio, asociación italiana de laicos, con presencia en Bogotá.
El mensaje de cercanía, oración, esperanza y solidaridad fue entregado en el marco de la conmemoración del 10.º aniversario de la trágica muerte de ‘Calidoso’, un habitante en situación de calle, quien perdió la vida como consecuencia de un atroz ataque mientras dormía; y de tantos amigos -personas acogidas desde la amistad y la misericordia- por los servidores de Sant'Egidio.
La liturgia eucarística en recuerdo de Marco Tulio Sevillano, conocido como ‘Calidoso’, se llevó a cabo en la parroquia Inmaculada Concepción, al norte de Bogotá, el sábado 24 de agosto. Este día también se hizo memoria de Modesta, una anciana italiana de 70 años, quien murió en una estación de tren sin ser socorrida por los paramédicos debido a que estaba muy sucia. La trágica muerte de Modesta hizo que la comunidad de Sant'Egidio iniciara en Roma y en el mundo un trabajo con quienes viven en la calle.
Además de la amistad, acogida y solidaridad con esta población, ya son más de 30 años en los que se ha insistido en el llamado a romper la indiferencia con estos hermanos, al tiempo que se ha orado por las personas en esta situación que han fallecido en el anonimato.
Monseñor Edwin recordó a los presentes en esta conmemoración que “lo que nos une en esta vida es nuestra condición de hijos de Dios, somos peregrinos – caminantes (…) Y necesitamos vencer el anonimato (…) A veces los anónimos no son los desprotegidos o los que están en las calles, sino aquellos que pasan de largo”, afirmó recordando que la vocación de la vida cristiana no es ser anónimos… “Todos tenemos una historia y estamos llamados a no escandalizarnos ante la vida de nuestros hermanos”.
Reconociendo que este servicio de asistencia a los hermanos en la calle no es fácil, así como no es fácil la vida en la calle, agradeció a “quienes sirven y a quienes son servidos, porque en ustedes constatamos que Jesús tiene palabras de vida eterna para todos”, precisó.
Retomando las lecturas del día insistió en que lo verdaderamente humano es poder contar con alguien (…) y poder fijarme en la otra persona”. En ocasiones, advirtió, “por esto somos criticados al romper las convenciones sociales, pero por esto también pasó Jesús”. No obstante, son “los pobres el tesoro de la Iglesia, que cuidamos a través de ángeles, como estos servidores de Sant'Egidio”.
Durante la ceremonia se encendió una vela y nombró a cada uno de los amigos sin techo que han sido acompañados por esta comunidad y, ahora, descansan en la paz del Señor. Se oró, además, por aquellos que han muerto en las calles y para que nadie más muera en el anonimato, para que se respete el derecho a la vida de cada persona.
Con una flor se recordó la esperanza y misericordia con la que se invita a acoger a todas las personas, promoviendo su cuidado y dignidad.
Finalizada la eucaristía los hermanos sin techo y familias vulnerables compartieron un refrigerio y recibieron unos elementos de cobijo y vestido.
Este signo de amistad y protección fue realizado en la parroquia Inmaculada Concepción teniendo en cuenta que es el lugar en el que la comunidad de Sant'Egidio, presente en la ciudad, se congrega cada viernes para fortalecer su servicio en la oración.
Sobre la comunidad de Sant'Egidio
Es una asociación pública de laicos pertenecientes a la Iglesia católica, que nació en Roma en 1968, tras el Concilio Vaticano II.
Con presencia en más de 70 países, esta comunidad, caracterizada por la construcción de la paz a través de la amistad y misericordia con los más vulnerables, llegó a Bogotá hace un poco más de 11 años, impulsando un servicio silencioso y solidario que viene marcando una gran diferencia en la vida de muchas personas en situación de calle, migración, desplazamiento, abandono, violencia, y en quienes padecen inmersos en realidades que atentan contra la dignidad humana.
Con presencia en cuatro puntos de la ciudad: zona norte, barrio Siete de Agosto, Localidad de Teusaquillo, y zona centro, brindan los servicios de: Escuelas de la Paz, para niños entre los 6 y los 13 años; comedores para personas sin techo; servicio de cenas itinerantes; hogares de ancianos y servicio de duchas.
Paula Nossa, miembro de la Comunidad de Sant'Egidio en Bogotá, afirmó que este servicio les ha permitido hacer una amistad cercana con estas personas, logrando con ello salvar muchas vidas, salvándolos del aislamiento, la soledad y lo mejor, logrando sembrar en ellos confianza y esperanza de cambio para sus vidas. “Nuestra amistad con los amigos es tan fuerte que trasciende la muerte, por eso, aun recordamos a ‘Calidoso'”.
¿Quién era ‘Calidoso’?
Marco Tulio Sevillano (‘Calidoso’), es recordado como “un ser humano realmente cálido que hacía honor a su ciudad natal: Cali. Su vida fue interrumpida a sus 50 años, la madrugada del sábado 3 de mayo en la que, mientras dormía, alguien le roció gasolina a él y a sus mascotas y les prendió fuego. Marco Tulio sufrió graves heridas y a pesar de haber sido socorrido y llevado al hospital, su cuerpo no resistió la grave infección y falleció el 9 de mayo, tras 6 días de agonía. Su muerte fue registrada como un N.N., pero fueron los estudiantes de la Universidad Javeriana quienes ayudaron con su identificación”.
Solía sentarse a la salida del túnel que atraviesa la séptima a la altura de la calle 42. Allí, con sus mascotas (2 gatos y un perro) saludaba a todos diciéndoles "calidoso, una monedita", "calidosito que le vaya bien", de ahí la manera como fue nombrado y es recordado.
Nota relacionada: https://elcatolicismo.com.co/iglesia-hoy/bogota/comunidad-de-santegidio…
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