“Busca hacer siempre las cosas bien, no hagas nada a medias”
Esta consigna ha marcado la vida y ministerio de monseñor Isaías Guerrero Fonseca, sacerdote salesiano, impulsor de una importante obra educativa y social en la Arquidiócesis de Bogotá: El Instituto San Pablo Apóstol (ISPA).
Desde 1978, cuando el cardenal Aníbal Muñoz Duque le confío esta misión, fruto de la visita del papa Pablo VI a Colombia, la mente, el corazón y el actuar del padre Isaías han estado centrados en promover una educación integral con proyección a nivel nacional e internacional para niños, niñas y jóvenes de zonas vulnerables del sur de Bogotá.
“Soy un muchacho pobre de pueblo, que tuve la ocasión de recibir estudios en el Salesiano de Tunja. De allí pasé a León XIII y me encaminé para seguir mi vocación de sacerdote, me apasionaba ver la manera en que estos sacerdotes trabajaban; su espíritu tan juvenil, propio de Don Bosco…".
"A mí que me ayudaron cuando era niño -y eso me quedó-, pues yo quiero ayudar a algún niño, y son muchos a los que se les ha ayudado”, afirma con gran satisfacción y gratitud a Dios y a los corazones generosos que por más de 45 años han apoyado la obra educativa del ISPA, y a quienes continúan haciéndolo.
“Los salesianos somos los educadores de la rama industrial”, explica al referirse al enfoque que quiso dar en la formación brindada en las tres sedes del Instituto San Pablo, de las cuales, en la actualidad, se encuentra funcionando dos: Sede Libertador y Sede Jerusalén. El colegio de Potosí fue cerrado hace 5 años.
Y es que, aunque esta misión de vida asumida con el compromiso de educación de calidad y excelencia, de carácter gratuito para los más vulnerables, logró su cometido por más de cuatro décadas, hoy día ese sistema de autofinanciación logrado con los distintos talleres, servicios y convenios, ha mermado considerablemente, poniendo en riesgo su continuidad.
El sacerdote de 95 años de edad y 67 años de ministerio, quien continúa acompañando la obra, a través de clases de inglés y de actualidad a los jóvenes de la sede Libertador, y promoviendo gestiones para su sostenimiento, recuerda que durante 45 años el ISPA contó con maquinaria moderna para distintos talleres de mecánica, artes gráficas, plásticos, sistemas, confecciones, ebanistería, entre otros. Además, estableció convenios con entidades educativas y con industrias nacionales e internacionales. Esto permitió que manejaran un cupo total de 1500 jóvenes, graduando al año un promedio de 100 bachilleres con doble titulación: académica y técnica.
Sin embargo, la realidad hoy día es otra, y ante los desafíos de mantenimiento de la obra, y la situación demandante de estos barrios cuyas necesidades económicas y sociales van en aumento, por iniciativa de un grupo de egresados se ha creado un Plan Padrino y la Fundación Guerreros, cuyo nombre asegura no fue consultado con él”.
“Las grandes obras no son producto de un genio ni de un mago, es obra de muchos comprometido para muchos necesitados”, afirma en una misiva en la que se refiera a la Fundación.
Informes sobre la fundación en: correo info@fundacionguerreros.org / Celular: 3247074468
¿Por qué el ISPA no es una institución más?
El Instituto San Pablo Apóstol, inspirado en la vida y obra de San Juan Bosco y teniendo a María Auxiliadora como su intercesora, desarrolla un proyecto comprometido en llevar la educación a los sectores más necesitados de la ciudad y se empeña en convertir la escuela en un lugar, donde a través de la fe, de la esperanza y especialmente del amor, y desde su Proyecto Educativo Institucional (PEI), proporcione una sólida formación ética, moral, académica y técnica, haciendo personas autónomas en valores que sean responsables y respetuosas de sí mismas y de los demás.
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“No nos de plata, denos trabajo, que así podemos educar más”.
Cariño y gratitud que trasciende fronteras
Establecer el número de niños y jóvenes que se han visto beneficiados con el empeño del padre Isaías, con el apoyo de la Iglesia católica y de distintas organizaciones que, por años, ha significado una oportunidad inimaginable para cientos de familias, es prácticamente imposible, sin embargo, algunas de esas voces de gratitud continúan manifestándose.
Es el caso de Ana Teresa Ramírez, egresada de la institución, técnica en fotomecánica y música; colaboradora por más de 20 años en la institución, quien afirma que “venía de una familia de escasos recursos, de una zona muy vulnerable, y fue una bendición estudiar mis 6 años totalmente gratuitos, donde adicional a esto, teníamos muchos beneficios como un plato de comida, un almuerzo, unas onces”.
“Recuerdo el cariño que el padre Isaías nos brindaba … Él se ha esmerado por la juventud … Siempre ha trabajado su metodología, su pedagogía, para no llegarle a un niño como un número más, sino llegarle a una persona, formarla, educarla, sacarla adelante… Él te dice: tú eres mucho mejor, ve a estudiar fuera del país, busca tus posibilidades”.
“El padre es muy humilde, una persona que nos dice siempre que somos mejores. Nos anima a salir adelante, a soñar y trabajar en ello”, agrega Daniel Camargo, estudiante de once grado del ISPA, quien recibirá titulación como técnico en instrumentos armónicos y música.
“Es una persona sabia y valiosa, que se levanta todos los días a dar una clase, que se levanta a buscar temas nuevos para que todos entiendan mejor”, precisa Mariana Suárez, personera de la institución, quien recibirá titulación como bachiller técnico en cocina, y en instrumentos armónicos y música.
Para Mariana Cáceres, estudiante de once grado, quien recibirá titulación como bachiller técnico en edición electrónica y en música, “el padre Isaías es un pilar de este colegio. Es una persona que tiene mucha dedicación”.
Dentro de la proyección que decenas de estudiantes han logrado a lo largo de la historia, se destaca becas académicas en universidades prestigiosas a nivel nacional e internacional como: Los Andes, Universidad Nacional, Universidad del Rosario, Jorge Tadeo Lozano, y Cambridge, entre otras.
Además, representación del país en congresos internacionales, como el realizado en Brasil sobre Artes Gráficas.
Sobre el padre Isaías Guerrero Fonseca
Nació en Toca (Boyacá) el 22 de abril de 1928 del hogar conformado por Pedro Guerrero y María Felipa Fonseca. Realizó estudios de secundaria en el Colegio Salesiano de Tunja (1956), filosofía en el Seminario Sagrado Corazón de Mosquera – Sociedad Salesiana (1946-1949) y teología en la Sociedad Salesiana de Bogotá (1952-1956).
Fue ordenado presbítero el 29 de junio de 1956 por monseñor Guido Tonelli, arzobispo adjunto de Mesina, Italia, para el servicio de la Sociedad Salesiana.
Servicios:
Rector en el Colegio Tecnológico de Bucaramanga y en Centro Don Bosco.
Fue Incardinado en la Arquidiócesis de Bogotá mediante decreto No. 057 del 30 de agosto de 1985.
Director del Instituto San Pablo Apóstol (1978), ratificado como director general del Instituto San Pablo Apóstol (1996), prelado de honor de su santidad Benedicto XVI (2008), miembro de la junta directiva del Instituto San Pablo Apóstol (2014) y emérito hasta la fecha.
A continuación, entrevista con monseñor Isaías Guerrero:
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