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Una voz nueva

22 de diciembre de 2020
Imagen:
EFE
El arzobispo primado, Rueda Aparicio, no está en plan de diluir su voz en generalizaciones insípidas que deslíen el episcopado en palabras insignificantes

El arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, hablando de la muerte de los líderes sociales, en entrevista concedida al periodista Yamid Amat, dijo lo siguiente: “La muerte de líderes sociales en Colombia es una lamentable consecuencia de la combinación de fuerzas fratricidas, cuyos componentes son: la tiranía de la economía sobre la vida, la ética corrupta y anarquista, la anticultura depredadora, la indiferencia social, la política del odio y de la hipocresía” (El Tiempo, dic 20-20, p. 1.18). Añadió más adelante: “Promover la reforma rural integral y el desarrollo de la vocación agraria del país”, esto refiriéndose al tema de la fumigación de los cultivos aérea de los cultivos ilícitos, de la cual no se muestra partidario. En síntesis, de alguna manera la Iglesia en Bogotá comienza a escuchar una voz nueva, distinta y fuerte.

En alguna ocasión el cardenal Ratzinger afirmó que las conferencias episcopales habían terminado por reemplazar indebidamente la voz de cada pastor particular, que habla desde la situación concreta de su pueblo y sus propias circunstancias. Así, las conferencias episcopales, la de Colombia incluida, se han convertido en fuente de unos comunicados sobre los más variados temas, con sabor a nada. Parecen hechos para calmar aguas y evitar problemas. Y terminan por tratar de homogenizar realidades que son muy diferentes, que tienen diferentes contextos y que requieren respuestas también diferentes. En otros tiempos el país escuchaba con atención pastores de la talla de Herrera Restrepo, Perdomo Borrero, Builes, Muñoz Duque, Trujillo Arango, Pimiento Rodríguez. Eran voces con carácter, con pensamiento propio, que seguramente no consultaban a todo el mundo para decir cada frase, sino que hablaban desde su fe, su celo pastoral y su angustia por la situación de las personas bajo su cuidado evangelizador.

Todo parece indicar que el arzobispo primado, Rueda Aparicio, no está en plan de diluir su voz en generalizaciones insípidas que deslíen el episcopado en palabras insignificantes. O si no que lo digan sus propias expresiones: “tiranía de la economía sobre la vida”, o “la ética corrupta y anarquista” o “la política del odio y la hipocresía”. Y en un país que arrinconó a los campesinos en riscos inexpugnables no ha de pasar inadvertida la petición de una “reforma rural integral”. Estos y otros temas que seguramente tiene el prelado en el tintero, de claro sabor bergogliano, pueden también darle a la Iglesia en Colombia un discurso renovado, de más contacto con el común de la gente y que toque más de lleno la realidad nacional. Y puede también rescatar la voz de la Iglesia de unos grupos que la han como obligado a centrarse en unos pocos temas donde no caben razonamientos ni hay puntos de encuentro, sino solo posiciones irreconciliables.

No hay que tomar a la ligera una cierta pérdida de interés de la sociedad colombiana por la voz de la Iglesia. Cuando las personas o las instituciones no son escuchadas son marginadas y quizás expulsadas de comunidades pequeñas o grandes. La Iglesia en Colombia tiene que ser capaz de sintonizar más y con más valentía con los temas cruciales de la nación. Y hacerlo puede y seguramente implicará dolores, rechazos, críticas y aún la vida. Pero sería imperdonable que mientras la población colombiana en muchos ámbitos se juega la vida por salir adelante, sus pastores estén atrincherados en formas de pensar que son más bien acomodación, cuidado del propio estatus que voces proféticas a ejemplo de Jesucristo y de muchos pastores de tiempos ya idos. Quiera Dios que estos primeros compases salidos de la boca del arzobispo Rueda Aparicio sean apenas la insinuación de una gran sinfonía que quiere ser escuchada en todo el país, aunque seguramente algunos querrán interrumpirla. Pero si no hablamos, hablarán las piedras, sentenció el Redentor.

 

 

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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