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Pastoral en tiempos de pandemia

6 de julio de 2020
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Nuestra Fe sistema informativo
¿Qué más es posible hacer en tiempos de pandemia y cuarentena?

En vista de que la pandemia ocasionada por el virus Covid 19 se prolonga indefinidamente, es importante que en la Iglesia se definan algunas tareas pastorales que se puedan realizar en esta circunstancia compleja. De hecho, se han venido dando muchas iniciativas, lo cual indica que, aunque con restricciones, la vida pastoral de la Iglesia puede y debe continuar. El ejemplo más claro ha sido la transmisión de la Santa Misa por diversos canales de comunicación –televisión, Facebook, radio, redes sociales-. Obispos y sacerdotes a lo largo y ancho del país han prestado este servicio para la comunidad católica. El papa Benedicto XVI insistía constantemente en que la liturgia es un lugar privilegiado, no solo para celebrar la fe, sino para catequizar a través de ella. Y así ha sucedido actualmente gracias a la iniciativa de los ministros de la Iglesia.

¿Qué más es posible hacer en tiempos de pandemia y cuarentena? Existe, por la infinidad de canales de comunicación de que se dispone hoy en día, una oportunidad muy grande de predicar la Palabra de Dios. Es no solo una oportunidad material o técnica. Lo es también por el hecho de que las personas están hoy ansiosas de escuchar palabras de aliento y esperanza y de eso hay abundancia en la Palabra de Dios y de la Iglesia. Esta Palabra debe ser capaz de hacer contrapeso a tantas noticias negativas con las cuales se ofusca a la población en general desde los grandes medios de comunicación social. La predicación de la Iglesia debe apuntar a que la comunidad de los bautizados experimente con certeza la presencia de Dios en la vida y muy especialmente en este desierto que ahora transita toda la humanidad.

Otra posibilidad, a través de los canales de comunicación que tiene a su disposición la Iglesia, es la de fomentar la oración en sus diversos modos. Quienes realizan este apostolado en los medios, desde antes de la cuarentena, nos dan testimonio de que no es poca la gente que se sirve de ellos para practicar su oración personal y de familia. El Rosario, la adoración eucarística, la música de carácter espiritual, la lectio divina, entre otros, son riquezas de la Iglesia que perfectamente se pueden intensificar en las condiciones actuales. Y, a partir de esta iniciativa, se puede lograr que las personas, a nivel individual, también crezcan en su oración propia y quizás también en unión con sus familias. De algún modo la cuarentena, por la quietud y la vida de encierro, ha sido una bella oportunidad para quienes encuentran en la oración su mejor experiencia espiritual.

Finalmente, y afortunadamente así ha sido, la pastoral en tiempos de dificultad no puede cesar en la caridad. Como nunca antes, la vida de toda la Iglesia ha sido puesta a prueba en este orden de la solidaridad cristiana. Y la respuesta ha sido extraordinaria. Pero hay que perseverar porque son tiempos difíciles para todas las personas. A unas les falta el alimento, a otras la compañía, a unas el consuelo y la esperanza, a otras la salud. En todos estos campos la Iglesia tiene algo para dar y compartir. Es muy importante que obispos y sacerdotes, y demás agentes de pastoral eviten la tentación de encerrarse a cal y canto por miedo al contagio, descuidando la suerte del rebaño. Tomadas las debidas precauciones es importante seguir atentos a la suerte de quienes les han sido confiados. Y como enseña el Evangelio, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus hermanos. Que no cese la fuerza de la caridad nunca, mucho menos ahora cuando más se le requiere. Como se ve, la pastoral sigue teniendo amplia labor para realizar en estos tiempos, por difíciles que sean. Que nadie en la Iglesia deje de cumplir la misión recibida. No hay vacaciones para la salvación de las almas.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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