Se ha publicado recientemente un informe del encuentro sinodal, que tuvo lugar en Roma durante todo el mes de octubre de 2023. No se trata de un informe final, sino de un documento de trabajo, de casi 40 páginas, que recoge los temas más importantes que fueron tratados en las mesas (redondas) que agruparon a los participantes en esta novedosa asamblea eclesial.
Toda persona que quiera a la Iglesia y que le interese su ser y su misión, debe leerlo con detenimiento para descubrir hacia dónde sopla el Espíritu Santo en estos tiempos. No cabe una lectura simplemente humana, como si la Iglesia fuera una organización hecha solo por las personas, sino una lectura desde la fe y la misión para sentir lo escrito como propio de todos los miembros del pueblo de Dios.
Aunque se pueden comentar muchísimos aspectos del documento, queremos resaltar solo algunos. El primero tiene que ver, en general, con el lenguaje y los temas. El primero aparece moderno, accesible, con tono de actualidad. Los segundos reflejan que en el sínodo se pudo hablar de todo, aun de los temas que pudieran parecer intocables, y por lo que se ve, se abordaron con respeto y siempre con sentido de Iglesia. No es un documento para especialistas ni es un “ladrillo” tedioso de leer. Por lo tanto, es de esperar que todo el que se sienta miembro vivo de la Iglesia, lo lea y estudie con detenimiento.
Un segundo aspecto que se puede descubrir en la “Síntesis”, es que se dio un gran ejercicio de escucha en la asamblea eclesial. La mejor prueba de ello es la presencia de los más variados temas, no pocos de carácter espinoso y aún sin resolver. Por lo visto no fue una reunión para la exhibición de conferencistas, sino un encuentro en el cual, algo así como 400 personas, tomaron la palabra en algún momento y fueron escuchadas atentamente en sus círculos de trabajo. De alguna manera esta metodología del sínodo en Roma es ya un mensaje “metodológico” para el resto de la Iglesia en todas sus comunidades e instancias de dirección. Es una verdadera ganancia para toda la comunidad el hecho de que numerosas voces, aparte de las de siempre, sean escuchadas y sus puntos de vista recogidos con cuidado y valorados justamente.
El tercer aspecto, muy relacionado con el anterior, se podría decir que subyace a todo el documento. Se trata de proponer una nueva manera de ser Iglesia, tanto hacia dentro, como hacia fuera, es decir, en su misión.
Ese nuevo modo de ser, o quizás una forma rejuvenecida de hacer presencia en el mundo, implica varias realidades. Mencionemos algunas: mayor participación de todos los bautizados en la dirección y misión de la Iglesia; una Iglesia que hace un esfuerzo gigante por ser más inclusiva a partir de la misericordia; una Iglesia que no reniega de los tiempos actuales, sino que se adapta, incluso con su presencia en el mundo digital, y que evita caer en la tentación de mirar más hacia atrás que hacia adelante. Una Iglesia que no le tiene miedo a la controversia ni a abordar los temas más complejos de ella y del mundo contemporáneo, pues está en el mundo sin ser del mundo. Pero debe iluminarlo.
Finalmente, el informe de síntesis de ‘Una Iglesia sinodal en misión’, debe crear un movimiento grande al interior de todo el pueblo de Dios que está comprometido con su fe y con la misión. La Iglesia tiene que sacudirse fuertemente para hacer más significativa y fructífera la misión que le fue encomendada. Tiene que darle a todas sus estructuras y personas una mayor claridad y agilidad para este propósito. Debe ser más creativa y arriesgada. Tiene que tener la capacidad de dejar atrás lo que ya no es significativo ni comunicativo en esta época.
La Iglesia tiene muchísimos instrumentos, instancias, bienes espirituales y materiales, personas por todo el mundo, que escuchan un clamor ya descrito por San Pablo: “Ay de mi si no predico”. La Iglesia, como lo dijo el Papa Pablo VI, existe para evangelizar y esto resuena cada día con más fuerza en el pueblo santo de Dios. Este documento de síntesis parece querer decir lo mismo para este tiempo concreto que vivimos y que también lo es de Dios.
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