En reciente entrevista con el noticiero Nuevo Rumbo de la Arquidiócesis de Bogotá, el cardenal Rueda Aparicio habló de dos sueños que tiene en mente o, más bien, dos ideales que quisiera concretar en esta iglesia local.
El primero, lograr la construcción de una casa para sacerdotes mayores o enfermos, tanto de la Arquidiócesis de Bogotá, como de otras jurisdicciones eclesiásticas. Este proyecto ya está andando, y si Dios quiere, estará situado en los antiguos terrenos del Seminario Menor, en el barrio Prado Veraniego, adjunto a la parroquia Santo Tomás Becket. Sin embargo, por estar vinculado a todo un desarrollo inmobiliario, no será de ejecución inmediata, sino que puede tomar aún algún tiempo.
Es difícil creer lo complejo que ha sido llevar este proyecto a cabo. El tema ni siquiera encuentra sus mayores obstáculos en lo económico, porque, si Dios quiere, habrá recursos disponibles. Los problemas han venido de una cierta mentalidad un poco paralizante dentro del mismo clero, lo mismo que de un cierto escepticismo en todo lo que atañe al interés de los sacerdotes por su propio bienestar. Ni se diga nada acerca de ciertos celos entre el mismo clero, que lleva a ponerle palos a la rueda con toda clase de argumentos a todo lo nuevo, aunque sea para el propio beneficio. Pero ojalá esta casa sacerdotal encuentre su realización concreta en este arzobispado, pues el prelado tiene toda la voluntad de convertirla en realidad.
El segundo propósito en mente del cardenal Rueda Aparicio es el de darle un mayor ímpetu misionero a toda la Arquidiócesis de Bogotá. En este sentido, el primado se sitúa perfectamente entre los ideales del Evangelio con el mandato de ir a predicar el Reino de Dios a todas las gentes. Y, también, con la anhelada Iglesia en salida en la que tanto ha insistido el papa Francisco.
No debe haber muchas iglesias en las cuales se haya formado tanta gente en los más diversos campos de la pastoral como se ha hecho en la Arquidiócesis de Bogotá. Se puede afirmar que hay centenares o miles de catequistas ya capacitados para la misión. Hay ministros, líderes católicos, equipos de pastoral, proclamadores. Todos se cuentan por centenares. La pregunta es si todos se están desempeñando como misioneros, como personas que están tomado el riesgo de ir a anunciar el Evangelio donde no se ha ido; si han abierto nuevos campos y comunidades de acción pastoral; si están llegando al casi millón de niños y jóvenes que están en los colegios públicos de Bogotá; si abarcan las numerosas veredas de los municipios rurales que también hacen parte de la Arquidiócesis de Bogotá. Esos son los retos que debe asumir el evangelizador en Bogotá hoy en día.
Cabe reconocer que quienes han mostrado un mayor espíritu e ímpetu misionero en los recientes años en Bogotá han sido los mismos laicos con iniciativas tales como los retiros de Emaús, los retiros de jóvenes, las comunidades neocatecumenales. Los párrocos y las parroquias han conservado su incesante acción litúrgica con lo cual la evangelización goza siempre de atención cotidiana. Las congregaciones religiosas también conservan sus carismas y tratan de mantenerlo al día en esta inmensa ciudad. Pero es cierto que buena parte de la población bogotana está por ser reanimada en la fe y en, no pocos casos, está por ser iniciada en los misterios de la fe. Menudo reto para la Arquidiócesis de Bogotá.
Cuando el arzobispo de una iglesia particular manifiesta sus propósitos en la misión, debe contar con el apoyo y el compromiso de todo el cuerpo eclesial. Es más, estas propuestas son llamados a recorrer unos caminos concretos sin demora. En esta ocasión, y con lo dicho por el cardenal Rueda Aparicio, todo el pueblo de Dios peregrino en la Arquidiócesis de Bogotá está recibiendo un llamado para dos empeños muy concretos: lograr que exista en Bogotá una residencia para sacerdotes mayores y enfermos y que cada día aparezcan más iniciativas misioneras para que el Evangelio toque todas las vidas en la ciudad capital y los municipios de oriente. ¿Existirá algún impedimento tan grande como para que estos ideales o sueños no puedan llegar a ser realidad?
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