Tráfico de órganos, un horror que no es ciencia ficción
Se lleva a cabo El Vaticano, por primera vez en la historia, una cumbre sobre tráfico y trasplantes de órganos humanos, con participación de más de cincuenta delegados…
Entre los asistentes destacó, desde el principio, la presencia de dos personajes de alto nivel en el gobierno chino: Jiefu Huang y Haibo Wang, presidente y miembro del Comité Nacional de Donación y Trasplante de Órganos. Su presencia en Roma desató la indignación de grupos investigadores de la práctica de extracción forzada en el país asiático. Una polémica que montó en la vigilia del inicio de la cumbre y llegó hasta oídos del Papa.
Los delegados chinos defendieron su posición en un mensaje a la Academia Pontificia en el cual declararon su “devoto compromiso” en la construcción de un nuevo sistema de donación que prohíba el uso de órganos proveniente de prisioneros. Incluso alegaron haber sido víctimas de ataques desde dentro y fuera de China, por parte de aquellos que pretenden mantener el viejo sistema porque obtienen beneficios económicos de él y solicitaron el apoyo de la comunidad internacional para lograr un cambio definitivo.
Al respecto, Sánchez Sorondo sostuvo que la Academia Pontificia estudió mucho el caso y llegó a la conclusión que invitar a los delegados chinos podría tener dos efectos: uno positivo y otro negativo. “El efecto negativo es que alguien puede creer que invitando a China nosotros queramos cubrir las malas prácticas que son conocidas en ese país, pero no es así”, reconoció.
“El efecto positivo es reforzar la posición actual del gobierno chino, del presidente y de los ministros que quieren cambiar verdaderamente y respetar la dignidad humana en este campo, es decir no vender los órganos de los prisioneros como se hizo. Hay una evolución en esto, ellos quieren ser ayudados por la comunidad internacional y por la Iglesia, nosotros estamos muy contentos de esta actitud y creemos realmente que ellos quieren cambiar, que están cambiando”, abundó.
Pero el arzobispo argentino mantuvo prudencia y precisó: “Que ahora no se haga ningún transplante de órganos ilegal en China esto no lo podemos decir, pero queremos fortalecer el movimiento del cambio”.
En estos días el papa Francisco fue informado de la controversia y tuvo una reacción elocuente. Aseguró que a todos se trata con misericordia y por eso se mantuvo la invitación a los funcionarios chinos, pero que espera gestos evidentes de transformación, por ejemplo “desmontar los quirófanos de las cárceles”.
En sus declaraciones, el canciller Sánchez Sorondo consideró a la extracción de órganos y el tráfico son “delitos de lesa humanidad”. “Debemos decir claramente que este es un crimen contra la humanidad porque si no se dice esto se confunde la gente, quitarle el órgano a una persona en una persona conciente, como se hace, es un crimen contra la humanidad. Se necesita que las legislaciones estén acorde a esto, existen pero son insuficientes. Aquí pasa que las multinacionales son más veloces que las leyes y aprovechan las circunstancias”, estableció.
Explicó que la causa fundamental de este comercio es la existencia de una sociedad que no se centra en la persona humana sino en el dinero, en la cual los ricos quieren “vivir bien” y por eso “hacen de todo” para tener los órganos que necesitan.
“En el pasado se decía que este era sólo el 1 por ciento de todo el tráfico pero no, ahora se está entendiendo que es un fenómeno mucho más importante y queremos saber a qué responde exactamente. La diferencia de este tráfico con otros es que este no puede llevarse a cabo sin las manos de los doctores, aquí son casi todos médicos, representantes de instituciones u organismos privados, especialistas en transplantes. Se debe empujar la ética, que los médicos involucrados recuperen la conciencia médica”, insistió.
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