Santa Marta, patrona de las cocineras y amas de casa
Santa Marta es patrona de los imposibles, del hogar, de las casas de huéspedes; también lo es de las cocineras, las amas de casa, sirvientas, los hoteleros y lavanderas.
Lázaro vuelto a la vida
A Santa Marta recurren los fieles para pedir su protección y ayuda en medio de las urgencias y dificultades, pues fue ella quien conmovió a Jesús con su gran fe: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”, en alusión a Lázaro, muerto unos días antes. Luego le pide al Maestro -con fe indubitable- que lo devuelva a la vida: “Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá” (Jn 11, 22).
Entonces, Jesús responde: “Tu hermano resucitará” (Jn 11, 23).
Santa Marta y el servicio
Es a ella a quien el Señor dijo: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada” (Lucas 10, 41-42).
Marta, que siempre mostró su deseo de servir, se dejó conducir por Jesús. Él le mostró cuál es el sentido último de cuanto a ella le gustaba hacer: amar a Jesús. Por eso, ella es ejemplo para todo aquel que quiera cumplir sus deberes con diligencia y responsabilidad.
Devoción y patronazgo
En el arte religioso, a Santa Marta se le suele representar vestida de azul o verde, con una cruz, un delantal y portando unas llaves, siempre en actitud de servicio. También es común representarla siendo amenazada por un dragón a sus pies, símbolo de que su actitud de amor y servicio son escudos contra el maligno.
Santa Marta es patrona de diversos pueblos y ciudades de España, México, Colombia y Francia. Cientos de iglesias e instituciones llevan también su nombre.
Inspiradora de las mujeres y hombres de hoy
En 1894, en Antigonish, Nueva Escocia (Canadá), fueron fundadas las Hermanas de Santa Marta, congregación religiosa inspirada en la figura de la santa.
La Casa de Santa Marta, o Residencia de Santa Marta en la Ciudad del Vaticano, también lleva su nombre en honor a la discípula de Jesús. Se trata de un edificio construido en 1996, adyacente a la Basílica de San Pedro, bajo el gobierno del Papa San Juan Pablo II. El Santo Padre dispuso que fuera la residencia de los cardenales electores durante los cónclaves.
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