Papa pide retomar las preguntas sobre el sentido de la vida y el valor de la vejez
En la Audiencia General de este 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, el papa Francisco invitó a “retomar nuestras preguntas sobre el sentido de la vida desde el inicio y con calma” para evitar descartar a los bebés por nacer y a los ancianos.
Al comienzo del tiempo litúrgico penitencial de la Cuaresma y Jornada de ayuno y oración por la paz en Ucrania, el santo padre compartió su segunda reflexión del ciclo sobre el valor de la vejez, invitó a descubrir la belleza del ritmo de la vida de los ancianos, a “perder tiempo” con los niños y las personas mayores.
Francisco tomó como punto de partida el pasaje bíblico de las genealogías de los antepasados (Génesis 5, 1-5). En ese relato, “sorprende enseguida su enorme longevidad: ¡se habla de siglos! ¿Cuándo empieza, aquí, la vejez? ¿Y qué significa el hecho de que estos antiguos padres vivan tanto después de haber generado los hijos? ¡Padres e hijos viven juntos, durante siglos! Esta cadencia secular de la época, narrada en estilo ritual, otorga a la relación entre longevidad y genealogía un significado fuerte, muy fuerte”, interpeló.
En esta línea, destacó de nuevo la importancia del diálogo y la alianza intergeneracional y lamentó la cultura del descarte en la sociedad.
“La ciudad moderna tiende a ser hostil con los ancianos -y no por casualidad también lo es con los niños-. Esta sociedad también que tiene este espíritu del descarte, descarta tantos niños no queridos y descarga los ancianos, los descarta -no sirven…- a la casa de ancianos, de recuperación”, lamentó.
Además, el Papa reconoció que “hoy se verifica una mayor longevidad de la vida humana. Esto nos ofrece la oportunidad de aumentar la alianza entre todas las etapas de la vida, más longevidad, pero debemos hacer más alianza; y también con el sentido de la vida en su totalidad”.
“El exceso de velocidad, que ya obsesiona todos los pasajes de nuestra vida, hace cada experiencia más superficial y menos ‘nutriente’. Los jóvenes son víctimas inconscientes de esta escisión entre el tiempo del reloj, que quiere ser quemado, y los tiempos de la vida, que requieren una adecuada ‘fermentación’. Una larga vida permite experimentar estos largos tiempos y los daños de la prisa”, explicó.
Luego, describió que “la vejez, ciertamente, impone ritmos más lentos: pero no son solo tiempos de inercia. La medida de estos ritmos abre para todos espacios de sentido de la vida desconocidos para la obsesión de la velocidad. Perder el contacto con los ritmos lentos de la vejez cierra estos espacios para todos”.
“La alianza de las generaciones es indispensable”
“La alianza visible de las generaciones, que armoniza los tiempos y los ritmos, nos devuelve la esperanza de no vivir la vida en vano. Los ritmos de la vejez son un recurso indispensable para captar el sentido de la vida marcada por el tiempo. Gracias a esta mediación, se hace más creíble el destino de la vida en el encuentro con Dios: un diseño que está escondido en la creación del ser humano ‘a su imagen y semejanza’ y está sellado en el hacerse hombre del Hijo de Dios”.
Francisco consideró que la frase clave es "perder el tiempo" y preguntó: "¿Tú sabes perder el tiempo, o tú estás siempre apurado por la velocidad? “No, tengo prisa, no puedo…”? ¿Sabes perder el tiempo con los abuelos, con los ancianos? ¿Sabes perder el tiempo jugando con tus hijos, con los niños? Este es el punto de referencia. Piensen un poco".
Finalmente, insistió en que “deberías ser capaz de dialogar con todos, también tener relaciones afectivas con todos, así tu madurez será más rica, más fuerte. Y también nos ofrece el significado de la vida que es toda”.
“El Espíritu Santo nos conceda la inteligencia y la fuerza para realizar una reforma en nuestros corazones, en nuestras familias y nuestra sociedad (…) para que “la prepotencia del tiempo del reloj se convierta en la belleza de los ritmos de la vida”.
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