Oración, anuncio y misión, "senderos" necesarios para cuidar de las vocaciones
Enfatizó, además, en la necesidad de mirar a los jóvenes que a menudo viven al día, pidiéndoles que se dediquen a la evangelización para "ayudar a las personas en el discernimiento espiritual".
En esta línea señaló que es necesario “sembrar, preparar, hacer crecer y acompañar las vocaciones, partiendo del ejemplo de su fundador san Justino María Russolillo, apóstol de las vocaciones canonizado en mayo del año pasado”.
"En primer lugar, la oración. Cada uno responda, dentro de sí mismo, a esta pregunta que he hecho... no en voz alta, sino dentro de su corazón: ¿rezo por las vocaciones? ¿O sólo digo un Padrenuestro o un Avemaría, un poco de prisa?... ¿Llevo una oración intensa por las vocaciones?".
Gracias a la oración – explicó el Papa – uno se convierte en "reflejo del amor del Padre por aquellos que encontramos a lo largo del camino".
Es así como se ofrece "el primer servicio a las vocaciones", especialmente mirando a los jóvenes que pueden sentirse "atraídos por la opción de donarse interiormente a Dios".
“Las vocaciones, sobre todo las de especial consagración, nacen a menudo así, en contacto con algún sacerdote o alguna religiosa que muestran una bella humanidad, una paz del corazón, una alegría invencible, un rasgo amoroso y acogedor. Y es la oración la que nos hace llegar a ser así. ¡No la descuidemos! Rezar por las vocaciones, intensamente”.
El anuncio para comunicar la fe
Acompañando a la oración está el anuncio, "el anuncio del Señor", un aspecto importante que implica "la enseñanza del catecismo". Hoy, ante el desconcierto de las personas, especialmente de los jóvenes, que a menudo se encuentran "viviendo al día", explicó el Papa, es necesario volver al anuncio de la Palabra para "comunicar de manera sencilla y apasionada los contenidos de la fe".
Hay necesidad de esto en la Iglesia: que las energías de nuestro apostolado se dirijan sobre todo al encuentro y a la escucha, para acompañar en el discernimiento.
Esto es lo que les recomiendo: llegar a todos con la alegría del Evangelio, ayudar a las personas en el discernimiento espiritual, ¡gastarse en la evangelización!
Acogida, escucha, cercanía
Por último, Francisco habló del espíritu misionero, que debe renovarse constantemente, subrayando la necesidad de "poner en circulación", tanto en la Iglesia como en la sociedad, todo "lo que es útil para comunicar la alegría del Evangelio". También así – prosiguió explicando – "se lleva adelante la misión: haciéndose capaces de acogida, de escucha y de cercanía".
"Les deseo que sean siempre un espacio abierto para la acogida y el cuidado de las vocaciones; un lugar de oración y discernimiento para quien busca; un lugar de consuelo para los quien está herido; un "taller del Espíritu" donde quien entra puede hacer la experiencia de ser moldeados por el divino artesano que es el Espíritu Santo". .
Fuente Disminuir
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