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La vocación sea una oportunidad para llevar el mensaje evangélico: Papa León XIV

12 de diciembre de 2025
La vocación sea una oportunidad para llevar el mensaje evangélico: Papa León
Imagen:
Vatican Media.

El Pontífice dirigió un mensaje a los sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas latinoamericanos que estudian en Roma, que la mañana del 12 de diciembre -fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe- se reunieron en el aula Paolo VI.


“Cuando Jesucristo llamó a sus discípulos, casi invariablemente utilizó la palabra ‘sígueme’. En esa breve palabra podemos encontrar el propósito más profundo de nuestra vida, sea como seminaristas, como sacerdotes o como miembros de la vida consagrada”, dijo el Papa al inicio de su mensaje.

Seguidamente explicó que “si releemos los textos evangélicos de llamada, lo primero que constatamos es la absoluta iniciativa del Señor. La llamada, sin ningún mérito previo por parte de sus interlocutores (cf. Mt 9,9; Jn 1,43).

También el Santo Padre se refirió a la exigencia del Evangelio, que “nos exhorta a tomar conciencia del compromiso que supone responder a esta vocación. Nos habla de unas exigencias que podemos individuar en la llamada frustrada al joven rico (Mt 19,21): la exigencia de la primacía absoluta de Dios, el único bueno (v. 17); la exigencia de la necesidad imperiosa del conocimiento teórico y práctico de la ley divina (v. 18-19) y la exigencia del desasimiento de toda seguridad humana, con la consecuente oferta de todo lo que somos y lo que tenemos (v. 21)”.

En este sentido, el Papa hizo un llamado a anunciar la primacía absoluta de Cristo, ante una sociedad de ruidos que confunde:

“Este conocimiento teórico y práctico de la Ley divina se alcanza ante todo gracias a la lectura de las Sagradas Escrituras, meditada en el silencio de la oración profunda, a la reverente acogida de la voz de los legítimos pastores y al estudio atento de los muchos tesoros de sabiduría que nos ofrece la Iglesia”.

Y los animó a que, en medio de las dificultades y las crisis, la consigna sea: “Si Cristo pasó por ahí, también nos corresponde vivir lo que Él vivió. No debemos apegarnos a los aplausos porque su eco dura poco; tampoco es sano quedarnos sólo en el recuerdo del día de crisis o de los tiempos de amarga decepción”.

“Miremos más bien que todo ello es parte de nuestra formación y digamos: si Dios lo ha querido para mí yo también lo quiero (cf. Sal 40,8). El vínculo profundo que nos une con Cristo, sea como sacerdotes, consagrados o seminaristas, tiene una semejanza con aquello que se dice a los esposos cristianos en el día mismo de su boda: «en la salud y en la enfermedad; en la pobreza y en la riqueza» (Ritual del matrimonio, 66)”.

Finalmente los encomendó a ellos y a sí mismo a la Virgen de Guadalupe, para que nos “enseñe a responder con valentía y conservando en el corazón las maravillas que Cristo ha hecho en nosotros, para así, sin demora, ir a anunciar la alegría de haberlo encontrado, de ser uno en el Uno y piedras vivas de un templo para su gloria”.

Fuente:
Vatican News.
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