Alphonse Borras, teólogo y sacerdote de origen español, radicado en Bélgica, durante su participación en el primer Congreso Latinoamericano y Caribeño sobre “Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal”, promovido por el Celam, en Bogotá, se refirió a la manera en la que se concretiza la sinodalidad en los niveles locales, regionales y continentales de la Iglesia católica.
El sacerdote, en desarrollo de su conferencia de manera remota desde Bélgica, aseguró que la sinodalidad requiere estructuras institucionales y procedimientos de aplicación, cuya base se configura en las relaciones interpersonales, en “los proyectos colectivos y su implementación comunitaria”. En este nivel, precisó, es fundamental los elementos de contexto, que transcienden el concepto de territorialidad.
La Iglesia vista desde lo local
En esta línea, destacó la pertinencia de una mirada de la Iglesia desde lo local, comprendiendo que “cada Iglesia local es verdaderamente Iglesia, aunque no sea toda la Iglesia… Allí “se manifiesta concretamente el misterio o diseño divino”.
Explicó, retomando el Instrumentum Laboris (IL) 2024, que las iglesia locales “ya no puede entenderse en términos puramente geográficos y espaciales, sino que se refiere a la pertenencia a una red de relaciones y a una cultura con un anclaje territorial más dinámico y elástico que en el pasado”; esto, aseguró, implica la necesaria inculturación de la fe; el reconocimiento y valoración del contexto: “El misterio que es la Iglesia se revela en este lugar, “en un lugar” siempre histórica y culturalmente situada”.
Profundizando en esta premisa, desde una perspectiva eclesiológica y canónica, recordó que la sinodalidad, entendida como el caminar juntos con “Cristo y hacia el Reino”, siendo ante todo un “estilo peculiar”, un “modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia”, involucra unos espacios de actuación (“diversos niveles de la vida eclesial”), requisitos (“escucha”, “dialogo”, “discernimiento”) y objetivos (“creación del consenso”), sin perder de vista la expresión acuñada por el papa Francisco, quien ha insistido en que su objetivo “no es principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos” (cf. EG 31 in fine).
Aclarando estos aspectos, el experto indico que “no se trata simplemente de escuchar, sino de consultar, de solicitar un parecer o un sufragio, de asesorarse para discernir de manera formalizada… mediante disposiciones institucionales y de procedimiento”.
Principales formas institucionales de la sinodalidad
En el nivel local – particular, se encuentra el sínodo diocesano, los consejos pastorales y el consejo presbiteral.
• El sínodo diocesano, explicó, expresa un modo original y tradicional de ejercer el poder legislativo a nivel diocesano. “En él se plasma algo de la realidad de la Iglesia local y se consolida tanto la conciencia eclesial de todos los fieles, incluidos los pastores, como la relación del obispo con su diócesis”.
Aunque esta institución es un buen ejemplo de la cooperación de los fieles en el ejercicio del gobierno episcopal, indicó que “en la práctica sólo unas mil diócesis, es decir una minoría de diócesis por el mundo, han celebrado un sínodo diocesano, a pesar de que por ese canal se haya favorecido una mayor conciencia de la pertenencia a la Iglesia local”. Esto, entre diversos factores, se debe a las implicaciones logísticas y económicas de la jornada, agregó.
• Sobre los consejos pastorales, tanto a nivel diocesano como parroquial, señaló que, si bien, su misión es estudiar lo que afecta a la acción pastoral, evaluarla y proponer conclusiones prácticas, es lamentable que “mientras que el concilio Vaticano II recomendaba vivamente su creación, el Código de 1983 lo presenta como obligatorio, su obligatoriedad quedaba condicionada por la valoración de las circunstancias pastorales que dependía del poder discrecional del obispo diocesano (…) De ahí la insistencia creciente a lo largo del proceso sinodal para que el Consejo pastoral diocesano sea claramente declarado obligatorio”, explicó.
En este órgano participativo, retomando la insistencia del papa Francisco, “la sinodalidad de la Iglesia local puede «comenzar» allí”.
Por su parte, el consejo presbiteral, “existe en la inmensa mayoría de las diócesis, pero sigue luchando por encontrar su camino… Se trata de un órgano consultivo de gobierno. “El obispo siendo llamado a ser, para todos un “ejemplo de sinodalidad” (IS 12c) tiene que integrar en su modo de gobernar la aportación de “algunos” para su discernimiento y su toma de decisión”.
Como aspecto general de estos consejos, Borras enfatizó en lo establecido en el IL 2024 en relación al perfil, funcionamiento y designación de sus miembros, precisando que es importante que la designación no sea solo por parte de la autoridad pastoral y que refleje una comunidad de referencia (diócesis, parroquia, presbiterio). Además, recordó la insistencia dentro del proceso sinodal de una mayor participación de las mujeres, de los jóvenes y de las personas que viven en condiciones de pobreza o marginación. “Todo ello para favorecer un discernimiento enriquecido de una mayor apertura y pluralidad tanto en su capacidad de análisis como en la de proyección pastoral y misionera”.
A nivel de provincias y regiones eclesiásticas
En esta categoría dijo se encuentran los Concilios particulares, las Conferencias Episcopales, las Asambleas Continentales y el Sínodo de los Obispos.
Centrándose en el nivel de agrupaciones de Iglesias particulares, el consultor de la Secretaría General del Sínodo afirmó que “suele ser la Conferencia Episcopal el lugar de la sinodalidad en sentido amplio”, en tanto involucra “a la realidad de comunión de un grupo de Iglesias particulares. Aquí la sinodalidad se cruza con la colegialidad”.
No obstante, retomando la invitación del papa Francisco a “invertir pirámides”, recordó la importancia de la participación de los fieles en temas pastorales, inclusive en decretos generales”, pues su presencia evitaría “el ensimismamiento episcopal muy criticado a la hora de hacer frente a los abusos de todo tipo en la Iglesia”, indicó.
Recordó, además, que, en relación con la celebración de Asambleas Eclesiales, estas se deben contemplar en todos los niveles, “de tal forma que la consulta no se limita a la Iglesia católica, sino que se abre a la aportación de otras iglesias y comunidades eclesiales y de otras religiones (IL 2024, n. 94)”.
Concluyó, al cierre de este nivel, que “a largo plazo, las coordinaciones continentales de las Conferencias Episcopales y sus asambleas continentales, en particular, mediante el impulso dado a estas por el actual proceso sinodal, contribuirá a dar forma a una Iglesia policéntrica”, que favorecerá la comunión de las Iglesias locales, favoreciendo la inculturación del Evangelio”, lo que permitirá continuar fortaleciendo la conciencia eclesial de la misión a nivel continental.
A nivel universal: “para el bien de todas las iglesias”
Se refiere, explicó, a la “comunión de todas las iglesias”, por ello, en este nivel se contemplan el Concilio Ecuménico, cuestiones relativas al funcionamiento de la Curia romana, y el Sínodo de los Obispo, aspecto en el que el especialista centró su intervención, por temas de tiempo.
Subrayó el proceso paulatino de la vivencia de la esencia del sínodo, desde el esfuerzo y empeño por la escucha y participación del pueblo de Dios, “en sus lugares, desde las Iglesia locales”.
Esto, afirmó, “favorece la catolicidad de la fe y de la Iglesia <<en sus lugares>>. “Nos remite a una eclesiología de comunión de las Iglesias particulares en la que la catolicidad no es exterior a ellas, sino que constituye una dimensión intrínseca, de modo que todas y cada una de ellas viven “en su lugar” su vocación a la plena catolicidad”.
Finalizó su ponencia señalando que el gran desafío será la adopción e implementación del documento final y de las conclusiones que Obispo de Roma, “extraerá para él y para las Iglesias” particulares; así como concreción de “dicha eclesiología favoreciendo la corresponsabilidad diferenciada de los fieles”.
En contexto
El Congreso Latinoamericano y Caribeño sobre “Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal”, que inició el 9 de agosto y concluye hoy 11, contó con la participación de 250 personas que se hicieron presentes en la sede del Celam en Bogotá, Colombia y además participaron más de 1600 que se conectaron de manera virtual en representación de los diferentes países del Continente.
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