Esta semana en el Sínodo de la Sinodalidad: Deliberaciones visibles y agendas veladas
El Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano tendrá otra premier esta semana, ya que el encuentro pasa de los grupos de trabajo en círculos menores a la asamblea plenaria, llamada Congregación General. Los periodistas podrán, por un tiempo, apreciar los discursos y procedimientos en el Aula Pablo VI.
Un discurso importante será el del Cardenal Jean-Claude Hollerich en su papel de Relator General, algo que dará al final del debate de cada sección del documento de trabajo.
El próximo reporte –llamado “presentación” del horario del Sínodo– se espera para el 13 de octubre, mientras que el siguiente será el 18. Es probable que ambos también sean transmitidos en vivo, como el de hoy.
Esta semana se desarrolla con nuevos discursos, pero también temas de posibles influencias externas, la búsqueda de la comunión sinodal y los susurros de reforma que resuenan en los pasillos del Vaticano.
¿Agendas en juego?
Persisten las preocupaciones sobre la posible influencia de los grupos de presión y la introducción de diversos temas que podrían orientar el curso del Sínodo. No es casualidad que el viernes pasado, el Cardenal Fridolin Ambongo Besungu, Arzobispo de Kinshasa, afirmara en una rueda de prensa que nadie presentaría sus agendas personales, y mucho menos intentaría imponerlas a los demás. “Nadie ha venido para imponer una agenda”, ya que “somos todos hermanos”, reiteró el purpurado africano.
El cardenal congoleño también señaló que el resultado del proceso sería “bienvenido por todos como la voluntad de Dios”.
Cualquier mención a buscar la comunión en el Sínodo no sorprende: es un estribillo común en muchas conversaciones secundarias, que evoca una apariencia de déjà vu, o un regreso al pasado.
Antes de 2014, el término “consenso sinodal” estaba a la orden del día, y los documentos se sometían a votación párrafo por párrafo. La ausencia de una mayoría de dos tercios llevó a suspender la publicación de documentos, una práctica destinada a fomentar la comunión por encima de la división.
En un intento por lograr una aparente transparencia, el Papa Francisco ha revelado sistemáticamente todos los tipos de documentos finales y el recuento de votos. Este Sínodo, sin embargo, tomará una ruta diferente.
En lugar de un documento final, saldrá un documento resumido, cuya aprobación dependerá más del recuento general de la experiencia del Sínodo que de capítulos particulares.
En octubre de 2024, el respaldo de la asamblea al documento final podría potencialmente alterar el documento resumido.
¿Qué está en juego esta semana?
Mucha expectativa rodea lo que sucederá este lunes por la tarde, cuando emitirá sus votos la comisión sinodal designada para redactar el documento resumen. Estos resultados –revelando los nombres de los miembros de la comisión– podrían proporcionar un adelanto de la formulación del documento o, al menos, dar una idea del tono general de los textos y, por lo tanto, de todo el Sínodo.
Según el calendario oficial, esta semana se debatirán dos puntos clave del Instrumentum laboris, el documento de trabajo:
Sección B 1: “¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión con Dios y de la unidad del género humano?”.
Sección B 2: “Corresponsables en la misión”, con una pregunta central: “¿Cómo podemos compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?”.
Los pequeños grupos de trabajo –círculos menores– deben presentar sus intervenciones el 11 de octubre, para luego finalizar y enviar sus informes a la secretaría general el 12.
El proceso termina con una tarde libre enmarcada en una peregrinación, presumiblemente a las catacumbas romanas. Del 13 de octubre en adelante, la sección B.2 del Instrumentum laboris estará bajo escrutinio.
Esta semana se dedican dos tardes a la “conversación en el Espíritu”, descrita como un tiempo de discernimiento común para el Sínodo. Delineado en las secciones 37 a 39 del Instrumentum laboris, este proceso abarca tres fases: deliberación profunda antes de hablar en la asamblea, un período de silencio y oración para hacer eco de las solicitudes de los demás y una sesión para identificar cuestiones clave y forjar un consenso común.
Las “conversaciones en el Espíritu” tienen como objetivo elaborar un documento que refleje el consenso y el espíritu comunitario. Aún está por verse si este objetivo se alcanzará. El hecho de que el Cardenal Jean-Claude Hollerich, portavoz general del Sínodo, ya haya insinuado una hoja de ruta para el próximo año, implica una cautelosa inmersión en las aguas por el momento.
El año que viene, estas “conversaciones” podrían centrarse en temas específicos con un enfoque más preciso, aunque ese sigue siendo terreno especulativo.
¿Una agenda de reforma más allá del Sínodo?
Al inicio del Sínodo, el énfasis en la confidencialidad –expresado por el Papa Francisco, el Cardenal Mario Grech y el Cardenal Jean-Claude Hollerich– mostró preocupación por las agendas impulsadas por los medios. Sin embargo, esta semana hay aparentes intentos por parte de ciertos grupos de interés de impulsar sus respectivas agendas, con la esperanza de cambiar la esencia misma de la Iglesia Católica.
Los reformadores autoproclamados están encabezando una conferencia llamada Spirit Unbounded (Espíritu desatado), programada del 8 al 14 de octubre y accesible en línea. Dos documentos que enmarcan este evento son el Texto de Bristol y una propuesta para la constitución de la Iglesia Católica.
Al explorar el Texto de Bristol se revela una agenda clara: el documento retrata a la Iglesia como una entidad “secular”, que clama por “estructuras democráticas en todos los niveles”, aboga por que el derecho canónico se alinee con la Declaración Universal de Derechos Humanos e insta a una renovación del ministerio litúrgico.
De manera similar, la propuesta de constitución para la Iglesia Católica refleja un tono secular al esbozar una constitución escrita por humanos. Sin embargo, reafirma el Evangelio como referencia primordial para todo cristiano.
El impulso a favor de una Iglesia democratizada es familiar para los observadores del polémico Camino Sinodal alemán y otras iniciativas.
El programa también incluye al teólogo Rafael Luciani, que se encuentra entre los expertos/facilitadores del Sínodo. Luciani ha enfatizado repetidamente su opinión de que las estructuras de la Iglesia necesitan una revisión sinodal.
El programa presenta al controvertido teólogo de la liberación Leonardo Boff y a la expresidenta irlandesa Mary McAleese, quien ha utilizado un lenguaje fuerte para criticar a la Iglesia Católica, usando expresiones como “canales de homofobia” y afirmando que bautizar bebés viola los derechos humanos.
Otra oradora es Cherie Blair, esposa del exprimer ministro británico Tony Blair. Su tema son las actitudes y enseñanzas católicas sobre las mujeres.
Tanto dentro como fuera de la sala del Sínodo, la pregunta que se hará mucha gente esta semana será: ¿Esta conferencia paralela al Sínodo significa una movilización de grupos de presión, o es un intento de influir en el discurso de los medios de comunicación sin esperanzas de alterar la trayectoria del Sínodo?
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