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Apertura de la Puerta Santa

24 de diciembre de 2024
santa
Imagen:
ACI Prensa
El Jubileo Ordinario del año 2025, celebración propia de la Iglesia católica

Coincide con un aniversario significativo para todos los cristianos: el 1700 aniversario de la celebración del primer Concilio Ecuménico, el Concilio de Nicea. Lo recuerda, en una nota, el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos.

El Concilio de Nicea trató de preservar la unidad de la Iglesia, que se había visto socavada por la negación, por parte de algunos, de la plena divinidad de Jesucristo y, por tanto, también de su consustancialidad con el Padre. Por la gracia del Espíritu Santo, los Padres del Concilio de Nicea aprobaron por unanimidad el Credo que todavía recitamos cada domingo durante la celebración de la Eucaristía (cf. Bula de Indicción, Spes non confundit §17).

La Puerta Santa, símbolo del Jubileo

La Puerta Santa es el signo preeminente del Jubileo, ya que la meta tradicional del peregrino jubilar es atravesarla. El Rito de apertura de la Puerta Santa para el Jubileo de 2025 subraya la enseñanza del Concilio de Nicea de que la Natividad del Señor es la venida de la «luz de la luz» e invita a los creyentes a atravesar la Puerta Santa con fe, la fe que todos los cristianos pueden profesar con las palabras del Credo Niceno.

 

Seguir y dejarse guiar por el Hijo Unigénito de Dios

El Rito de Apertura de la Puerta Santa incluye la proclamación de una lectura del capítulo 10 del Evangelio de San Juan, que incluye el versículo: «Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto» (v. 9). El gesto de entrar en la Basílica por la Puerta Santa debe interpretarse a la luz de este texto. Entrar por la Puerta Santa expresa la voluntad de seguir y dejarse guiar por el Hijo Unigénito de Dios. Es una manifestación de la fe que todos los cristianos comparten en Jesús, el Verbo Eterno hecho hombre.

 

Cristianos unidos en alabanza

Aunque el Jubileo Ordinario es una celebración propia de la Iglesia católica, la coincidencia del Jubileo con el aniversario del Primer Concilio Ecuménico ofrece la oportunidad de incluir en su celebración a hermanos y hermanas de otras Iglesias y Comuniones cristianas. En la Bula de convocatoria del Jubileo, el Papa Francisco escribió que el aniversario del Concilio de Nicea «invita a los cristianos a unirse en alabanza y en el agradecimiento a la Santísima Trinidad y, en particular, a Jesucristo, Hijo de Dios, “de la misma naturaleza del Padre”, que nos ha revelado semejante misterio de amor» (Spes non confundit §17).

 

Un gesto de hospitalidad para compartir la alegría de la Iglesia católica

Esta Navidad, como de costumbre, estarán presentes en la Basílica de San Pedro, para la Misa de la Noche, invitados de algunas de las otras Iglesias y Comuniones cristianas presentes en Roma. Algunos de estos huéspedes ecuménicos han sido invitados a estar entre los que cruzarán el umbral de la Puerta Santa después del Santo Padre. Esta invitación es un gesto de hospitalidad, que los invita a compartir la alegría de la Iglesia católica en la apertura del Jubileo. No debe interpretarse como un intento de asociarles a elementos del Jubileo, como la indulgencia jubilar, que no están en consonancia con las prácticas de sus respectivas comunidades.

 

Signo visible de la fe que todos los cristianos compartimos en Jesucristo

Más bien, su paso por la Puerta Santa es un signo visible de la fe que todos los cristianos compartimos en Jesucristo, el Verbo hecho carne -la fe que profesamos en el Credo Niceno- y de nuestra creencia común en que Jesús mismo es la Puerta por la que entramos en la vida. Subrayar de este modo lo que comparten todos los cristianos, en lugar de lo que los separa, es una respuesta a la llamada jubilar a ser peregrinos de la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), manifestando la fe en Cristo, manifestando nuestra comunión real, aunque incompleta, y tratando de ser para el mundo «fermento de auténtica esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva (cf. 2 Pe 3,13), donde habitemos en justicia y concordia entre los pueblos, esforzándonos por que se cumpla la promesa del Señor» (Spes non confundit §25).

Fuente:
Vatican News
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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