Tres aspectos que todo católico debe saber sobre los dogmas marianos
En mayo, mes dedicado, por la Iglesia católica, a la Santísima Virgen María, cientos de personas en el mundo suelen profundizar en el conocimiento y amor a la Madre de Dios, a través de eventos formativos, el rezo del Rosario y la consagración a María.
Durante este tiempo especial, algunos fieles que participan en catequesis, cursos o conferencias sobre temas marianos, podrían escuchar o leer sobre los dogmas marianos sin un conocimiento previo sobre el tema.
Ante este escenario, ACI Prensa presenta, de forma sencilla, lo que un católico necesita saber sobre los dogmas marianos:
1. ¿Qué es un dogma mariano?
Un dogma es una verdad de fe absoluta, definitiva, infalible, irrevocable e incuestionable revelada por Dios a través de la Biblia o la Sagrada Tradición. Luego de ser proclamado no se puede derogar o negar, ni por el papa ni por decisión conciliar.
Para que una verdad se torne en dogma, es necesario que sea propuesta de manera directa por la Iglesia Católica a los fieles como parte de su fe y de su doctrina, a través de una definición solemne e infalible por el Supremo Magisterio de la Iglesia.
Los dogmas más importantes se refieren a Dios, Jesucristo, la Virgen María, el papa y la Iglesia, la creación del mundo, los sacramentos, y todo lo relacionado al final de la existencia humana y el juicio final.
Se le llama “marianos” a los dogmas que refieren a la Virgen María, y la Iglesia Católica los celebra cada año como Solemnidades, la máxima categoría litúrgica, e indica que los católicos deben participar de la Eucaristía.
2. ¿Cuáles son los dogmas marianos?
La Inmaculada Concepción
El dogma de fe de la Inmaculada Concepción nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción; es decir, desde el instante en que María comenzó la vida humana.
La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, pues como Jesús iba a nacer de su seno, Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ella nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano era libre, pero nunca ofendió a Dios, y así, no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.
La Maternidad Divina
Este dogma es el fundamento del culto mariano y señala que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Como Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo; es decir, una persona que integra estas dos naturalezas, y la Virgen María es la madre de Jesús en su integridad, entonces, ella es la Madre de Dios.
La Perpetua Virginidad
El dogma de la Perpetua Virginidad es el más antiguo de los cuatro y señala que María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto de Jesús, y fue mantenida así por Dios hasta su gloriosa Asunción al cielo. María “es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel”, señala la Biblia y el Concilio Vaticano II.
La Asunción de la Virgen María
La Asunción es la celebración de cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al Cielo al término de su vida terrenal.
Esto quiere decir que, por un privilegio especial de Dios, María no experimentó la corrupción de su cuerpo y fue asunta al cielo, donde reina viva y gloriosa, junto a Jesús. No debe ser confundido con la Ascensión, la cual se refiere a Jesucristo.
3. ¿Quién aprobó los dogmas marianos?
El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el papa Pío IX en su bula Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854. Desde entonces, la Iglesia Católica celebra cada 8 de diciembre la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.
“[…] la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano […]”, dijo.
El dogma de la Maternidad Divina fue proclamado por el Papa San Clementino I en el Concilio de Efeso del año 431, quien declaró que sea anatema o excomulgado todo el que no confiese que “la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne”, Jesucristo.
Luego, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla. El Concilio Vaticano II indica que la Virgen es honrada bajo este título desde la antigüedad y que los fieles acuden suplicantes a ella en todos sus peligros y necesidades.
La Solemnidad de María, Madre de Dios, se celebra el 1 de enero de cada año, y es la más antigua que se conoce en Occidente.
Sobre el dogma de la Perpetua Virginidad el papa Juan Pablo II señaló en 1996, que “la fe expresada en los evangelios” sobre la virginidad de María “es confirmada, sin interrupciones, en la tradición posterior”, y que las definiciones de “los concilios ecuménicos y del Magisterio pontificio […] están en perfecta sintonía con esta verdad”.
El santo dijo que el Concilio de Calcedonia de 451, el tercer concilio de Constantinopla de 681 y otros concilios ecuménicos como el Constantinopolitano II, Lateranense IV y Lugdunense II, declaran a María “‘siempre virgen’, subrayando su virginidad perpetua”.
“El concilio Vaticano II ha recogido esas afirmaciones, destacando el hecho de que María, ‘por su fe y su obediencia, engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo’”, agregó.
“Aunque las definiciones del Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649, convocado por el papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo 'virgen', se ve claramente que este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los actos sexuales y la preservación de la integridad corporal. En todo caso, la integridad física se considera esencial para la verdad de fe de la concepción virginal de Jesús”, precisó.
Sobre la Asunción de la Virgen María, desde el año 1849 el Vaticano recibió peticiones para que la Asunción de la Virgen sea declarada dogma de fe, y en 1950, el Papa Pío XII lo declaró dogma en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus.
“[…] declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”, indicó.
El 15 de agosto, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, para conmemorar la feliz partida de María de esta vida y la Asunción de su cuerpo al cielo.
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