Los hermanos se perdonan unos a otros

El cristiano, el que es de tiempo completo y de verdad, profesa su fe no como una experiencia individual, sino que la vive y crece en ella en el seno de una comunidad, como miembro suyo, celebrando la presencia de Jesús en medio y en unión con otros hermanos. Eso fue lo que el Señor les dijo a sus discípulos: Aunque solo sean dos o tres los que estén reunidos en mi nombre, allí estaré en medio de ellos.

Los cristianos somos hijos y hermanos, y juntos llegamos a la casa del Padre. La fe en Dios tenemos que vivirla no como un privilegio, sino como una responsabilidad social. Es el mensaje de Jesús que San Mateo nos ofrece en este cap. 18.

Como somos seres humanos y no ángeles, un hermano puede ofender a otro hermano, y no una sino muchas veces. ¿Cabe entonces la venganza? No. Los hermanos se perdonan unos a otros.

San Pedro se mueve en el ámbito de la casuística judía y pregunta a Jesús a nombre de los otros discípulos si el perdón tiene límites. No los tiene, es la respuesta, el perdón tenemos que concederlo una y otra vez, no solo siete veces, es decir, siempre.

Es la parábola del perdón que Jesús propuso a sus discípulos. Tenéis que aprender a vivir perdonando.

Por eso no perdonar o llevar cuentas de las veces que he perdonado a un hermano, es no conocer el Evangelio. Y quienes suelen asumir posturas de represalia, odio o venganza con sus hermanos, no han entendido, no conocen el mensaje de Jesús, ni están siguiendo sus huellas.

Perdonar es una muestra de amor al hermano, de fe en él, de reconocimiento de su condición de hijo de Dios, expresión de humanidad y de caridad fraterna. “… perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo”, les pide San Pablo a los cristianos de Efeso, 4,32.

Desde la Cruz, Jesús pidió a su Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y nosotros cada vez que recitamos el Padrenuestro le pedimos al Padre que perdone nuestros pecados, “como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

Perdonar siempre, así lo hizo Jesús. ¿Lo hacemos también nosotros?. Si no lo hacemos como discípulos de Jesús, empecemos por hacerlo en un primer paso como expresión de conciencia de humanidad.

Padre Carlos Marín G.