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LITURGIA Julio 22Desde la compasión por el pueblo, Jesús anuncia el Reino

18 de julio de 2018
LITURGIA Julio 22Desde la compasión por el pueblo, Jesús anuncia el Reino

En el evangelio de la misa del domingo pasado leímos cómo Jesús daba instrucciones a los Doce para la misión, misión que no es otra que extender las palabras y acciones…

El evangelio de la misa de hoy (Marcos 6, 30-34) tiene dos partes, en la primera se narra el regreso de los misioneros, después de cumplir el trabajo para el que fueron enviados; en la segunda leemos una breve descripción de la situación del pueblo, que Marcos aborda como el contexto para la revelación de Jesús como el auténtico pastor de Israel.

Adentrándonos en la primera parte, notamos que el texto de hace ocho días decía que los ‘Doce’ fueron convocados, revestidos de poder sobre los espíritus malignos y enviados; en el episodio que leemos hoy Marcos a los ‘Doce’ los llama ‘apóstoles’. Los apóstoles, al reunirse de nuevo con Jesús le refieren todo lo que hicieron y enseñaron. Seguramente muchas historias y también varias preguntas que ha dejado la experiencia.

Jesús le propone al grupo cambiar de escenario, tomar distancia de las actividades, esto servirá para cultivar la interioridad. El libro del Génesis en el primer relato de la creación, nos cuenta que después de seis días de trabajo, «Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho» (Génesis 2, 2). Podemos comprender, entonces que la comunidad del Maestro y sus apóstoles se sumerge en el ciclo de la naturaleza que establece tiempos de actividad y tiempos de descanso.

En la propuesta de Jesús, este tiempo de solaz después de la actividad no es algo vacío, por el contrario, es ocasión para airear el espíritu. Este cambio de escenario que Jesús propone sirve para marcar distancia respecto del trabajo y de esta forma tomar conciencia de la obra de Dios. El cambio de actividad es necesario para que el discípulo se complemente con otros aspectos de la vida humana diferentes al trabajo evangelizador que llega a absorber la vida entera, «porque eran tantos los que iban y venían que nos les quedaba tiempo ni para comer».

En la segunda parte del evangelio de hoy, tenemos lo que aparentemente pudo haber significado la frustración del plan original: «Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron», de modo que al desembarcar Jesús con sus discípulos de nuevo se encuentran con la multitud. El breve distanciamiento ha servido para que Jesús note la situación del pueblo: «andaban como ovejas que no tienen pastor».

Ahora los discípulos tendrán ocasión de aprender otra lección. Ante la situación calamitosa del pueblo, Jesús siente compasión; la traducción en castellano vierte el término griego ‘esplagchnisthe’ que a su vez reúne el sustantivo ‘splágchnon’, vísceras; y el verbo ‘nízomai’, moverse; esto para decir que Jesús se conmueve en su interior, se conmovió en sus entrañas. La situación del pueblo es de orfandad, aunque hay sacerdotes y rabinos, aunque están el rey y las autoridades, Israel está abandonado y huérfano.

Entonces resuena la denuncia del profeta Jeremías que escuchamos en la primera lectura (Jeremías 23, 1-6) y el anuncio de un pastor según el corazón de Dios. En esta segunda parte del evangelio de hoy Jesús aparece revelando el amor de Dios por su pueblo cuando desde la compasión empieza a «enseñarle muchas cosas».

En el evangelio según San Marcos en varias ocasiones se menciona que Jesús habla, enseña o predica, pero solo al inicio, en el resumen inicial, el evangelista explicita el contenido esta predicación: «Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Conviértanse y crean en el Evangelio”.» (Marcos 1, 14b-15).

La situación desamparada en la que está el pueblo mueve a Jesús a anunciar el Evangelio; visto desde esta perspectiva, el Reino no es teoría, no es adoctrinamiento; es la respuesta desde el amor entrañable que Dios siente por la humanidad.

En el relato de Marcos, Jesús responde a la situación de orfandad del pueblo con una amplia enseñanza, a continuación de esta enseñanza se presenta el banquete del pan repartido en abundancia, el leccionario de la Misa nos propone en este punto la lectura del capítulo seis del evangelio según San Juan, que narra precisamente el don del pan que da la verdadera vida.

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