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LITURGIA Febrero 2 El culto, la Ley y los profetas

30 de enero de 2020
LITURGIA Febrero 2 El culto, la Ley y los profetas

La oración colecta de la misa de esta fiesta nos propone como sentido de esta celebración contemplar la finalidad de la encarnación del Hijo de Dios, pues al entrar…

En efecto, podemos entender en el texto de la primera lectura de la misa de este día (Malaquías 3, 1-4) el anuncio de la entrada del Mesías en un ambiente cultual (entrará al santuario) y allí establece un juicio o purificación, bajo la imagen del fuego que acrisola, ello a fin de que la comunidad de Israel pueda volver a presentar la ofrenda y la oblación justa a Dios. El apóstol san Pablo dirá que el culto debido a Dios es la ofrenda de la propia existencia (ver Romanos 12, 1-2).

En el contexto de una acción cultual en el templo de Jerusalén, la presentación o el rescate del primogénito (ver Éxodo 13, 2. 11-16), el evangelista Lucas asocia la Ley y los profetas para presentar la misión de Jesús.

En cuanto al cumplimiento de la Ley (el relato menciona en cinco oportunidades el cumplimiento de la Ley religiosa) el evangelio de Lucas expone que los padres y Jesús, pertenecientes al pueblo de Israel, son obedientes a la voluntad de Dios expresada en la Ley. De manera paralela Lucas ambienta el nacimiento de Jesús en Belén dentro del cumplimiento del edicto del emperador por el que se ordenaba realizar un censo (ver Lucas 2, 1-7). Aquí es importante destacar que por la encarnación Jesús entra dentro de la historia profana y sagrada con obediencia.

Desde esta perspectiva, el episodio de la presentación de Jesús en el templo viene a representar el clímax dentro de la narración de Lucas en la que se ha referido que Jesús es proclamado por los pastores y ahora en el Templo por Simeón y Ana.

En la celebración cultual que refiere el evangelio de este día, la profecía está representada por Simeón, «hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo estaba con él»; y por la profetisa Ana, presente también en el templo. Los dos ancianos hablan de la persona de Jesús como respuesta de Dios a los israelitas que esperan la salvación alcanzando a todos los pueblos y la liberación de Jerusalén.

En su misión profética Simeón propone una primera bendición a Dios y una segunda a los padres del niño. A la primera bendición agrega el anuncio de la salvación que trae Jesús y que a través de Israel alcanzará a todo el mundo; la segunda bendición la asocia con la respuesta de los hombres a la misión de Jesús: «será como un signo de contradicción» que pondrá al descubierto los pensamientos ocultos en el corazón de muchos.

Esta manera de referirse, los pensamientos ocultos, generalmente alude a la oposición que despierta la salvación que trae Jesús (ver Lucas 5, 22; 11, 17; Hebreos 4, 12). La obra redentora de Jesús será acogida por unos y rechazada por otros. De manera particular las palabras de Simeón destacan cómo esta acción del juicio que plantea la obra de Jesús tiene incidencias en la misma madre de él.

En la piedad popular se suele vincular las palabras de Simeón «a ti misma una espada te traspasará el alma» con la presencia de la madre de Jesús y el discípulo amado junto a la cruz que encontramos en el relato del cuarto evangelio. Pensamos que este anuncio profético dentro del evangelio según san Lucas está relacionado con la actitud de María que asume su vinculación con Jesús como salvador más allá de la maternidad fisiológica para ser discípula por la obediencia a la palabra de su Hijo (ver Lucas 8, 19-21).

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