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Las lecciones que nos dan los pobres 

10 de noviembre de 2024
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En la escena que narra San Marcos 12, queda claro el contraste entre la conducta de los hombres de letras que viven una falsa religiosidad, y la de una viuda pobre que da todo lo que tiene;  la crítica de Jesús es dura.

Los letrados eran como los profesionales de la Escritura; debían estudiarla bien para interpretarla en favor de los más pobres, pero acabaron pervirtiendo el espíritu y la letra de la Ley; la convirtieron en un ejercicio de ostentación para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel según la tradición bíblica. Rendían culto a Dios con largas oraciones para cubrir sus verdaderas intenciones: quedarse con los bienes de las viudas.

De ese hecho surge un tema vital: la verdad del culto a Dios y del amor a los hermanos. El culto a Dios usado para robar bienes materiales, es un culto hipócrita, una piedad falsa. Ver Mateo: 23,23.

Jesús está sentado y observa cómo actúa la gente al depositar las ofrendas. Confronta dos tipos de personas en su manera o estilo de rendir culto a Dios. Los ricos echan cantidades importantes de monedas, la mujer viuda y pobre echa todo lo que tenía para vivir en el arca de las ofrendas. Jesús subvierte la lógica social desde los valores del Reino de Dios. La pequeñez de la viuda es más valiosa que la abundancia de monedas de los ricos.

El acto generoso de la viuda y la alabanza que de él hace Jesús, nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza en Dios, generosidad y amor, sencillez y verdad. De esta viuda tenemos que aprender todos nosotros. 

Ella ama a Dios y al prójimo con todas sus fuerzas, esto es, con todo lo que tiene para vivir. Cumple así el primero y el segundo Mandamiento. En su gesto se concentra todo su amor a Dios y a los hermanos. Una magnífica lección para todos nosotros: es la gente sencilla, las personas humildes, las que nos enseñan a vivir el Evangelio

Esos que saben darlo todo, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia, son los que mantienen vivo el espíritu de Jesús, los que más se parecen a Él; los que saben agradecer el regalo de la biodiversidad, de la que tanto estamos hablando y de la que nos preciamos, pero que no le agradecemos a Dios.

¿Qué lugar ocupan realmente los pobres en la vida de nuestra iglesia, de cada parroquia y de nosotros los cristianos, los que celebramos la eucaristía todos los domingos?       

Padre Carlos Marín G.   

 

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