Pasar al contenido principal
#397dff

La Santísima Trinidad     

26 de mayo de 2024
3ew

Celebramos este domingo el misterio central de la fe cristiana, un misterio revelado por Nuestro Señor Jesucristo: Dios se revela como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Nuestro Dios no es un ser nebuloso, impersonal, sin rostro, no es soledad sino familia.  Un misterio que no es fruto ni invento de nuestra imaginación, que no es producto de especulación filosófica alguna. Es algo que trasciende nuestra mente y que conocemos porque el mismo Dios nos lo ha revelado.

El Dios que nos ha revelado Jesús, es un Dios familia, es vida compartida, es comunidad de amor, es comunión de personas. Es Dios que se acerca a nosotros para introducirnos en su intimidad, que ha llegado hasta nosotros en su Hijo hecho hombre, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado, y que nos ha dado su Espíritu Santo que vive en nuestros corazones como en un templo.

Lo que la Iglesia nos invita a hacer en este domingo, es a que confesemos nuestra fe en el misterio de un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.  No se trata de un juego de palabras, sino de una realidad misteriosa que conjuga la unidad absoluta con la Trinidad de personas. 

No es un misterio ilógico, y mucho menos absurdo. Es más bien algo superior a la razón, porque así quiso manifestarse Dios y así lo creemos y lo celebramos. Dios es comunión de personas.

No se trata entonces de ponernos a hacer elucubraciones, ni de pedir explicaciones que nadie puede dar, sino de contemplar con el corazón este círculo de amor del Padre que ama a su Hijo en el Espíritu Santo y de sentirnos incorporados a ese círculo de intimidad de Dios como hijos, como hermanos, como templos en el que las Tres Personas Divinas habitan

En Él vivimos, nos movemos y existimos. Por eso todos los días repetimos, y no una sino muchas veces: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, quiere decir que Dios es sólo amor, amor comunicado. Su gloria y su poder es sólo amar.

La liturgia de este domingo nos invita a contemplar este misterio, sublime y cercano al mismo tiempo. Es el Dios que nos ha revelado Jesucristo. En Jesús Dios Padre nos ha dicho todo sobre este misterio que es una invitación, un llamado, a ser levadura de comunión, consuelo y esperanza. Que todo el pueblo de Dios, toda la Iglesia sea ícono de la Trinidad.

Recuperemos esa hermosa y antiquísima costumbre cristiana, de empezar la oración y terminarla haciendo la señal de la cruz, pero hagámoslo también cuando iniciamos nuestra actividad diaria, cuando salimos de casa, al sentarnos a la mesa, cuando iniciamos nuestro descanso. Y hagámoslo con fe, así evitamos que se convierta en una rutina. Vivamos siempre en unión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.

Padre Carlos Marín G.

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Otras noticias

#397dff
#007300
#007300

Noticias relacionadas