Jesús es el verdadero templo

Desde el comienzo de su evangelio San Juan nos quiere decir que con Jesús se inaugura un tiempo nuevo en las relaciones del ser humano con Dios. Jesús es el verdadero templo, el lugar de encuentro con un Dios que ama, salva y perdona.

Lo hace con la narración del inesperado espectáculo con el cual se encuentra Jesús al subir por primera vez a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua. Un espectáculo que a Jesús lo llena de indignación y lo lleva a hacer un gesto provocativo, sí, pero cargado de fuerza profética: La casa de Su Padre ha sido convertida en un mercado, en un negocio; los peregrinos, - vendedores y cambistas, - creen que pueden “comprar” a Dios con sus ofrendas. Una religiosidad falsa, interesada e hipócrita.

El Templo era intocable, era el centro de la vida religiosa, social y política del pueblo judío. Pero no era verdadero signo del Reino de Dios y su justicia; no era signo ni celebración de la gratuidad del amor misericordioso de Dios. Por eso, Jesús quiere hacerles entender que Él es el verdadero Templo, el lugar de encuentro con Dios; que con Él se inaugura un tiempo nuevo en las relaciones del hombre, de la creatura, con Dios.

Esto nos ayuda a entender por qué “hablando del templo de su cuerpo” Jesús asegura a los judíos con quienes está hablando, que si ellos, lo destruyen, Él lo levantará en tres días.

Esta manera de actuar y de hablar de Jesús tiene que ponernos a pensar, a examinar, a corregir. ¿Cuál es la fe religiosa que nosotros decimos celebrar y vivir? ¿Qué la inspira, qué hay detrás de ella? ¿Son nuestras celebraciones dominicales un encuentro con el Dios vivo de Jesucristo que nos llama a ser constructores valientes de su Reino, de su amor por todos, de su justicia, una expresión y compromiso de fraternidad?

¿Qué es la Iglesia de Jesucristo para nosotros?, ¿Y nuestra iglesia parroquial, es realmente la casa del Padre? ¿Dónde aprendemos a vivir como hermanos?.

Vivamos este tiempo de Cuaresma como una invitación, como un llamado, a dar una respuesta sincera a estas peguntas.

Padre Carlos Marín G.