En la COP16 ... ¿Alguien habló de la obra de Dios ?

Previa una larga y bien publicitada preparación se acaba de celebrar en la ciudad de Cali la COP126 con el lema: paz con la naturaleza y eso a todos pareció bien. Hubo publicidad, conferencias, declaraciones, promesas, anuncios de compromisos, pero no se oyó una voz que recordara que fue Dios quien creó el cielo y la tierra, y que todo lo hizo bien, según lo narra el libro del Génesis.

Se habló con insistencia de Colombia como nación privilegiada en biodiversidad, pero no hubo quien se atreviera a recordar que esa diversidad, de la cual tanto nos vanagloriamos, es obra de Dios, se la debemos a El, y que, en consecuencia, el lema Paz con la naturaleza dice muy poca cosa, casi nada. La paz que debemos construir es con Dios, con su obra creadora, en respuesta a su amor por nosotros.

El Salmo 103 es un poema de alabanza al Dios creador de todo cuanto existe en el universo entero; es un reconocimiento y una celebración del poder y del amor de Dios por nosotros, por la humanidad entera. Cuántas son tus obras Señor, y todas las hiciste con maestría, la tierra está llena de tus creaturas. Es como una confirmación de lo que al terminar *los días* de la obra creadora, nos dice el Génesis: Y vio Dios que todo lo que había hecho, estaba muy bien, Gén. 1,31

El cuidado de la obra de Dios, de la naturaleza, del aire y del agua, del cielo y la tierra, lo estamos tratando simplemente como una urgencia de supervivencia de la raza humana, de salvar el planeta, como un acuerdo entre los gobiernos, y no como un deber moral que obliga en conciencia porque cielo y tierra son obra de Dios. El libro del Génesis, el que narra la creación es el que debe servirnos para construir y predicar

una perspectiva ética y sobre todo teológica del acto de la creación y del amor de Dios al crear el cielo y la tierra, y al ser humano a su imagen y semejanza, para poner en sus manos toda la creación.

Duele tener que aceptar que no estamos haciendo una predicación que despierte la conciencia de los cristianos sobre los deberes que nos impone el cuidado de la obra de Dios creada para bien de la humanidad entera. Cuidar la fauna y la flora, ahorrar agua y energía, no deforestar, hacer un manejo responsable de las basuras, fomentar el reciclaje, no contaminar ríos, lagos y quebradas, en una nación sin ética y sin moral, debemos hacerlo no por vigencia de decretos gubernamentales, sino por amor a Dios, y a los hermanos; por acción de gracias a Dios por su obra en beneficio de todos nosotros.

Padre Carlos Marín G