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Cura nuestra ceguera Señor

27 de octubre de 2024
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Eran muchos los ciegos en tiempos de Jesús, eran como una viva estampa de la miseria, el desamparo y la desesperanza; su única salida era la mendicidad. Lo que Marcos describe no es solo la curación de un ciego en las afueras de Jericó, sino una catequesis elaborada con mano maestra que nos invita al cambio y a la conversión.

Bartimeo está sentado al borde del camino, es mendigo, su subsistencia depende de los demás, pero dentro de él hay todavía una fe capaz de hacerle reaccionar, percibe que Jesús no está lejos y pide a gritos su ayuda. A la pregunta de Jesús ¿qué quieres que haga por ti? Bartimeo responde: Que vea, que recobre la vista, para seguirte. Es decir, no creyó por haber sido curado, sino que fue curado por haber creído.

Pongámonos de pie, demos un brinco, desde nuestra mediocridad lancemos un grito humilde y sincero, insistamos a pesar de todo, arrojemos lejos el manto de nuestro conformismo, acerquémonos a Jesús con confianza y alegría. Sentirse Bartimeo, hacer lo mismo que él, gritar y acercarse a Jesús y seguirlo por el camino de la vida. A vosotros los que leéis este anuncio del Evangelio: hagámoslo, os lo aseguro:  será el comienzo de una vida nueva

En el hoy de nuestra patria colombiana son muchos los que sufren ceguera espiritual. Hay quienes no pueden ver y muchos otros que no quieren ver. De aquí la urgencia de un grito como el de Bartimeo: Jesús, abre nuestros ojos y te seguiremos Señor.

El mandato del Señor Jesús: “Id y predicad el Evangelio a todos los pueblos” Marcos:16,15 es para todos los bautizados. Evangelizadores somos todos. Quien conoce la Buena Nueva del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, debe darla a conocer a otros. El don de la fe y del conocimiento del misterio cristiano tenemos que agradecerlo, y la mejor manera de hacerlo es difundirlo, anunciarlo, darlo a conocer, dar testimonio: eso es evangelizar, eso es ser misionero.

En Cali se celebra la COP 19 con el lema “Paz con la naturaleza”. Hasta hoy no he oído una voz que recuerde que fue Dios quien creó el cielo y la tierra, y que todo lo hizo bien, según lo narra el libero del Génesis. Se habla de Colombia como país privilegiado en  biodiversidad, pero  que eso se lo debemos a Dios, nadie lo dice.

El cuidado de la naturaleza lo estamos tratando simplemente como una urgencia de supervivencia, - de salvar el planeta, - y no como un deber moral que obliga en conciencia, porque cielo y tierra son obra de Dios. El libro del Génesis que narra la creación es el que debe servirnos para construir y predicar una perspectiva ética y sobre todo teológica del acto de la creación y del amor del Dios al crear al serhumano a su imagen y semejanza y poner en su manos el cielo y la tierra, obra de sus manos.   

Es la ceguera espiritual de los Bartimeos que hoy gobiernan el mundo.

Padre Carlos Marín G. 

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