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Antes de ser sacerdote, vivía en la calle entre las drogas y el alcohol

17 de enero de 2017
Antes de ser sacerdote, vivía en la calle entre las drogas y el alcohol

El padre Claude Paradis fue un indigente en las calles de Montreal en Canadá y vivía inmerso en el alcohol y las drogas. Ahora tiene un apostolado para ayudar física y…

El padre Paradis, nació en Gaspésie, en la costa de Québec y trabajó como enfermero en Cowansville. A los 25 años llegó a Montreal y nunca encontró empleo. En ese momento “el aislamiento y la desesperación comenzaron a invadirme”. Tuvo que vivir en la calle y pensó en quitarse la vida. “Comencé a consumir cocaína y luego pasé al crack”.

“Tuve el privilegio de encontrar a Dios justo en el momento en que dudaba de él. En una pequeña calle de Montreal, abandonada por los hombres, donde no había nadie. Pasé delante de una vieja iglesia, y llevado por algún instinto entré”, afirmó el padre Paradis.

En ese momento tuvo un encuentro profundo e intenso con Dios. Se dio cuenta de que no quería morir y quiso convertirse “en un hombre de la Iglesia”. El sacerdote luchó contra sus adicciones y conoció providencialmente al entonces padre Christian Lépine, que sería nombrado Arzobispo de Montreal en 2012, quien fue la persona que lo ayudó a encontrar el sentido de su vida, y quien finalmente lo ordenó sacerdote. "La calle me llevó a la Iglesia, y la Iglesia finalmente me trajo de vuelta a la calle", aseguró el sacerdote Paradis.

El padre Paradis fundó una institución llamada Notre-Dame-de-la-rue (Nuestra Señora de la Calle). A diario, especialmente en las noches, va por la calles de la ciudad entregando comida y abrigo a los pobres acompañado por uno de sus colaboradores, Kevin Cardin, que también fue adicto a las drogas, cambió su vida y ahora tiene una familia. El sacerdote también imparte los sacramentos, celebra la Eucaristía e incluso preside funerales. 

Esta iniciativa cuenta con el respaldo del Arzobispo de Montreal, Mons. Christian Lépine, y ha sido definida por el arzobispado como “una presencia de la Iglesia para reconfortar”. También tiene el apoyo del municipio local.

“Nuestra misión es principalmente llevar consuelo, nosotros somos los que vamos al encuentro de la gente, es como un servicio puerta a puerta. Hablamos con ellos, oramos juntos antes de que ellos regresen a la dureza de la calle”. señaló el padre Paradis. 

En el pasado diciembre y como una muestra de su cercanía y solidaridad con los sin techo, el presbítero decidió dormir durante todo el mes en la calle y atender a la gente con solidaridad y caridad. Su idea de acompañar a la gente en esa difícil situación buscaba mostrar que se puede salir de la miseria y encontrar un sentido a la vida.

Además quiso concientizar a los ciudadanos de Montreal sobre la dura realidad de la gente que vive en la calle, siguiendo el llamado del Papa Francisco.El presbítero de 57 años ha rechazado la idea de ser párroco porque “es en la calle donde quiero estar, hasta la muerte”.

Imagen: Journal Métro 

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