Adviento es un período para abrir los ojos
Estamos llamados a convertirnos en reflejo de la luz de Cristo, en nuestra realidad. El Adviento nos recuerda que tenemos que estar listos para encontrar al Señor en todo momento de nuestra vida. Como un despertador despierta a su propietario, Adviento despierta a los cristianos que corren el riesgo de dormirse en la vida diaria.
¿Qué esperamos de la vida o a quién esperamos?, ¿por qué regalos o virtudes rezamos en este año?, ¿deseamos reconciliarnos en nuestras relaciones rotas? En medio de nuestras oscuridades, de nuestras tristezas y secretos, ¿qué sentido deseamos encontrar? ¿cómo queremos vivir las promesas de nuestro Bautismo? ¿qué cualidades de Jesús buscaremos para nuestras propias vidas en este Adviento? Con frecuencia, las cosas, las cualidades, los regalos o las personas que buscamos y deseamos dicen mucho sobre quiénes somos realmente. ¡Dime qué esperas y te diré quién eres!
Adviento es un período para abrir los ojos, volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.
Este tiempo litúrgico ofrece la maravillosa oportunidad de realizar las promesas y el compromiso de nuestro Bautismo.
El cardenal Joseph Ratzinger escribió que "el objetivo del año litúrgico consiste en recordar sin cesar la memoria de su gran historia, despertar la memoria del corazón para poder discernir la estrella de la esperanza. Esta es la hermosa tarea del Adviento: despertar en nosotros los recuerdos de la bondad, abriendo de este modo las puertas de la esperanza".
Algunas acciones que vale la pena poner en práctica para abrir nuestro corazón:
Acaben con una riña, hagan la paz: Busquen a un amigo olvidado; espejen la sospecha y sustitúyanla por la confianza; escriban una carta de amor.
Compartan un tesoro: Respondan con dulzura, aunque les gustara una respuesta brutal; alienten a un joven a tener confianza en él mismo; mantengan una promesa; encuentren tiempo, tómense tiempo; no guarden rencor; celebren el sacramento de la reconciliación; escuchen más a los otros; pidan perdón si se han equivocado. ¡Sean gentiles, aunque no se hayan equivocado!; traten de comprender; no sean envidiosos, piensen antes en el otro.
Ríanse un poco más; gánense la confianza; opónganse a la maldad; sean agradecidos; vayan a la iglesia, quédense en la iglesia más de tiempo de lo acostumbrado; alegren el corazón de un niño; contemplen la belleza y la maravilla de la tierra; expresen su amor, vuélvanlo a expresar, exprésenlo más fuerte, exprésenlo serenamente.
¡Alégrense porque el Señor está cerca!
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