El amor humano, volver a lo esencial
El deseo de enamorarse y encontrar a alguien con quien pasar tu vida, que te haga sentirte amado/a y valorado/a, es uno de los anhelos interiores más grandes de toda persona y se expresa diferente en el hombre y la mujer.
Sin embargo, aunque se exprese diferente, algo definitivamente nos une: somos hechos para el amor, para entregarnos libremente a los demás.
Cuando tenemos esta experiencia de sentirnos especialmente vinculados con otra persona, porque nos atrae algo del otro, empezamos a tener toda una experiencia interior con esa persona.
No temas que la ilusión encienda tu corazón
La imaginación entra a tener un papel importante en este proceso. Es natural que ante la inclinación que podamos tener hacia una persona, empezamos a pensar ¿podría pasar algo más entre nosotros dos?
Esto es tremendamente natural al enamorarse. Quizás es el primer paso previo al inicio de una relación de pareja. Ves a la otra persona que te genera ilusión, con la que sientes que tus anhelos interiores pueden encajar. De repente, empiezas a imaginar cómo sería esa vida con esa persona.
Este paso, además de ser natural al enamorarse, es necesario. El hecho de sentir que otro te gusta también lleva a tener alguna expectativa en lo que pueda surgir de allí.
Por eso, no temas dejar que la ilusión encienda una luz de esperanza en tu corazón que te pueda motivar a dar nuevos pasos en el acercamiento hacia el otro.
Acércate un poquitito más a él/ella (sin prisa o cansancio)
Hay personas que son un poco más abiertas al momento de generar ese acercamiento, otros pueden ser más tímidos. Lo importante siempre será que, aunque tome tiempo decidirlo, puedan empezar un proceso de acercamiento, de abrir más el corazón. Es importante que ambos empiecen poco a poco a descubrir que el otro también tiene un interés genuino por conocerte. En esa medida, la apertura del corazón es importante.
Muchas personas encuentran ciertas dificultades aquí, porque implica pasar del pensamiento a la acción y eso despierta muchísimas preguntas: ¿estoy preparada para una relación?, ¿y mis heridas pasadas?, ¿y si salgo herida?, ¿y si no es lo que esperaba?
Hay que ser conscientes de que todo es un proceso. Empezar a abrir un poco más el corazón no significa que exista ya un vínculo concreto con el otro. Es simplemente eso, un proceso de abrir el corazón, y ambos libremente pueden ir viviendo ese proceso con pausa.
Algo que puede ocurrir es que uno de los dos puede querer formalizar la relación muy pronto, de repente tomar la decisión de iniciar una relación dará «seguridad» de que hay algo más claro.
Lo más importante no es tener todo definido antes de aceptar el inicio de una relación, sino la experiencia de libertad interior con la que se viva el paso a paso.
Es importante que verdaderamente sientas que el paso que estés dando lo haces a conciencia y con gozo en tu corazón, ¡algo bueno parece estar por empezar!
Interésate por su realidad y conocerlo más
Otro punto importante cuando te gusta un amigo es que aparece un deseo genuino por conocerlo más, por comprender su realidad. Es famosa la frase «nadie ama lo que no conoce» y es verdad.
Cuando nos gusta alguien más nos llenamos de un montón de preguntas por dentro: ¿cómo te ves en el futuro?, ¿qué piensas del matrimonio?, ¿quieres vivir aquí?, ¿qué haces?, etc.
Por eso, empiezas naturalmente a querer compartir más tiempo con esa persona, pues lo que persigues en el fondo es conocerlo. Toda persona necesita ser acogida, comprendida y en esa medida el amor empieza a crecer más entre ambos. Es algo por lo que tendremos que empezar a trabajar, si queremos que en verdad podamos tener una relación de más profundidad.
Tómate el tiempo de conocer a la otra persona. Incluso si la relación se formaliza, nunca dejes de lado el interés de conocer al otro. Eso hará que el amor sea más real, pues se ama a una persona concreta, con una historia concreta.
Por eso, de lo mucho que conozcas al otro dependerán muchas veces las buenas decisiones que sepas tomar en la relación.
Conócete y abre un poquito más tu corazón. Es verdad que al enamorarse, muchas veces, se puede sentir miedo, tener preguntas. Se vive toda una experiencia interior ante la atracción que experimentamos por otro. Pero, a la par de esa atracción física, aparecen barreras que podemos tener al momento de abrir más el corazón.
Muchas veces el miedo, la inseguridad, las malas experiencias pasadas se vuelven un obstáculo para recibir lo bueno, bello y verdadero que pueda haber en el otro.
Por eso, pregúntate también ¿me cuesta abrirme?, ¿quiero controlarlo todo? A veces basta un poco más de apertura para que la relación cambie, para pasar a un momento diferente.
Enamorarse es quizás la aventura más hermosa de la vida, hemos venido al mundo para amar. Por eso, vale la pena intentarlo todo por el verdadero amor, por lucharlo, por vivirlo.
Esperamos que estas líneas motiven un poquito más a abrir tu corazón a esta experiencia tan hermosa. ¿Por qué no intentarlo?
Fuente Disminuir
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