10 formas de crecer en integridad
Mark W. Merrill, uno de los expertos en Liderazgo de la web All Pro Dad, que da consejos para padres, ha querido apuntar 10 formas de crecer en integridad, es decir, en honradez.
Da un ejemplo: El jugador de golf Bobby Jones, que en el Open de 1925 tocó la pelota muy ligeramente sin que nadie se diera cuenta. Pero con sinceridad absoluta él lo avisó a los jueces. Por su honradez señalando ese imperceptible detalle perdió el campeonato, pero la gente le felicitó por su deportividad. "Eso es como felicitar a alguien por no robar un banco", respondía él.
Así, Bobby Jones ejemplificaría lo que dice la máxima o refrán: “Tu carácter es lo que haces cuando nadie está mirando”. En el caso de las personas íntegras, incluye la honestidad, la verdad, la nobleza, ser digno de confianza y hacer lo correcto más allá de la ganancia personal. Una vez estas cosas se afianzan en la persona, la integridad se convierte en una forma de ser.
Merrill propone 10 formas de crecer como un hombre íntegro.
1. Planta tus raíces en un fundamento moral
Merrill lo plantea con lenguaje religioso: “¿A qué dios has elegido servir?”. Puede referirse a Cristo, como modelo imitable de hombre íntegro y Maestro, pero incluso una persona no religiosa puede plantearse si va a seguir unos principios morales a rajatabla, con la constancia de un seguimiento religioso, o si van a ser meras sugerencias ocasionales, o si ni siquiera se plantea el tema. ¿Tus raíces se plantan en lo moral, o en el mero beneficio y apetencias?
2. Sé optimista, no cínico
Es fácil ser cínico y burlón y reírse de la bondad, o simplemente criticar a los corruptos. Pero la persona íntegra debería más bien, buscar y difundir ejemplos de integridad, comentarlos con amigos y parientes y alabarlos. La integridad es algo que se afirma y aprecia, no sólo es criticar la corrupción de los demás.
3. No compartimentes tu vida
Se ha extendido el hábito de ser distintas personas (o personajes) en distintos ámbitos: inflexible e incluso cruel con los empleados, simpático y rebelde con los amigos, blando con los hijos… O exigente con los niños y subordinados, pero autoindulgente con uno mismo. La integridad pide defender los mismos valores en todos los ámbitos, no fingir.
4. Sé generoso
El primer enemigo de la integridad es el egoísmo. La Regla de Oro pide tratar a los demás como querríamos ser tratados. Quien obra así, crece en integridad.
5. Rodéate de apoyos
Ser íntegro no es fácil y requiere de amigos, rutinas, maestros, compañeros que te apoyen en eso. Merrill pone el ejemplo de Moisés, que necesitaba mantener sus brazos alzados en la batalla para que ganara el pueblo de Israel. Cuando se le cansaron los brazos, fueron sus compañeros Aarón y Hur los que se los sostenían hasta que la batalla se ganó. Todos necesitamos esos amigos y apoyos.
6. Asóciate con un amigo para crecer en integridad
Cada vez más, un hombre pide ayuda a otros para juntos rendirse cuentas, o bien uno rinde cuentas a su maestro o entrenador o mentor. Puede hacerse con llamadas por teléfono, conviviendo, hablando en profundidad, revisando las cuentas… Se usa contra adicciones, contra tentaciones, para revisar actividades personales, económicas, responsabilidades… Es una herramienta que vale la pena.
7. Habla con tu esposa, evita los secretos
Los hombres tienden a ocultar sus debilidades o dificultades, y en general sus sentimientos. Pero el hombre casado está a bordo de un barco común con su esposa, el matrimonio, y debe poder comunicar sus dificultades. Los secretos casi siempre son malos para el matrimonio. Con la transparencia, los cónyuges caminan juntos y crecen en integridad.
8. El truco de imaginar que hay alguien que valoras a tu lado
Llega la tentación: La tentación de mentir, de llevarte algo que no es tuyo, de jactarte de algo que no hiciste… ¿lo harías si estuviera delante alguien que admiras, quizá tu padre o abuelo, un amigo de virtud admirable, un hermano, tu esposa? ¿Los involucrarías en algo así o te avergonzaría porque sabes que está mal? ¿Y si lo vieran tus hijos?
9. Rinde cuentas ante tus hijos
Si enseñas una virtud a tus hijos, o si les desaconsejas una actividad, no caigas tú en esa actividad, aplícate lo que enseñas, piensa que al mismo tiempo que lo enseñas, también lo aprendes y debes aplicarlo en tu vida.
10. Un “principio moral” para cada semana
Quizá puedes plantear en tu casa, con tus hijos, un principio moral al que todos prestarán especial atención esta semana (y tú el primero). Quizá una semana es “la semana de la honestidad”, otra “la de la generosidad”, otra la de la “austeridad o sencillez” … A la hora de comer o de cenar, en familia, todos pueden comentar qué tal les va con ese principio esta semana.
Fuente Disminuir
Fuente