Tras más 4 años de secuestro, religiosa Gloria Narváez regresa a Colombia
A su llegada al Aeropuerto El Dorado en Bogotá, la hermana Narváez fue recibida con gran emoción por las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, congregación a la que pertenece, y por miembros de los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal (GAULA), quienes apoyaron en su búsqueda.
La religiosa agradeció a Dios por darle las fuerzas, a la Virgen María por haberla protegido y a todas las personas que estuvieron orando por su liberación. “Aunque fue duro y difícil estar en este desierto, yo creo que Dios fue tan grande conmigo y me dio esta oportunidad de seguir viviendo mi misión”, indicó.
La hermana Narváez agregó que es una emoción “muy grande de encontrarme con las hermanas, con toda mi gente colombiana”, y resaltó que todos los días trazaba “el mapa de Colombia con sus departamentos y pedía a Dios que bendiga a mi patria”.
“Yo creo que, si todos los colombianos ponemos nuestra fe en Dios, Él va a lograr la paz muy pronto y nuestros hermanos que están secuestrados vuelvan a la libertad, ser instrumentos de paz”, remarcó. La religiosa se dirigió luego a la Casa General de las Franciscanas de María Inmaculada en Bogotá donde fue recibida con cánticos y con una cadena humana por parte de las religiosas y fieles que la esperaban.
La hermana Narváez dijo a las personas reunidas que es “una gran emoción saber que, como San Francisco de Asís, el Señor me dio el don de tener hermanos y hermanas” y resaltó que se sintió acompañada por las oraciones de todos.
“Yo viví esta experiencia de fe confiando en Dios”, indicó.
La religiosa remarcó que durante su cautiverio fue consciente de las acciones de sus captores, que destruían pueblos, tomaban cautivos y a algunos los asesinaban y señaló que “pedía a Dios que les diera la fe que yo tenía y como San Francisco de Asís, me repetía, si te azotan, bendícelos”.
En su declaración a medios internacionales, la hermana Narváez afirmó que es “la fe la que nos mantiene siempre con la esperanza” y resaltó que durante ese tiempo de secuestro “pensaba en todos los sufrimientos que pasa la gente cuando está secuestrada aquí en Colombia, en el mundo entero, allá en Mali”.
“Cuántas personas todavía han quedado y me parecía un dolor muy lamentable, cómo hablarles a estos grupos para que se llenen de paz y puedan liberar a esta gente, pero era imposible casi”, resaltó.
La hermana Narváez fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 en Karangasso, en el círculo de Koutiala, en la frontera entre Malí y Burkina Faso, por hombres armados del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (SGIM), una rama de Al Qaeda con sede en Mali.
La obligaron a entregar las llaves de la ambulancia de la comunidad donde vivía. Después, el vehículo fue encontrado abandonado. Otras tres hermanas estaban en la casa, pero lograron escapar.
Los secuestradores iban a llevarse a la monja más joven, pero la hermana Gloria se ofreció como voluntaria para ocupar su lugar.
La monja colombiana había servido en Malí durante 12 años antes de su secuestro
Su comunidad administra un gran centro de salud en el país, así como un hogar para unos 30 huérfanos. La religiosa fue liberada el 9 de octubre y el Papa Francisco la saludó en el Vaticano al día siguiente. El Santo Padre la bendijo antes de presidir una Misa en la Basílica de San Pedro.
Malí está bajo el liderazgo de Assimi Goïta, quien lideró dos golpes de estado en un lapso de nueve meses, primero derrocando al presidente electo democráticamente, Ibrahim Boubacar Keïta, en agosto de 2020 y, en mayo de este año, a los líderes interinos que iban a liderar la transición del gobierno.
Tras el golpe del 24 de mayo, el tribunal constitucional de Malí nombró a Goïta como presidente de transición de Malí hasta que haya nuevas elecciones. La medida atrajo críticas y los líderes católicos del país la llamaron una “toma del poder fuera del proceso legal”.Malí está luchando contra una insurgencia islamista que comenzó en el norte en 2012 y se ha extendido a Burkina Faso y Níger, con un aumento de los secuestros.
La agencia vaticana Fides informó en septiembre de 2020 que la madre de la hermana Gloria Cecilia murió a los 87 años, mientras esperaba la liberación de su hija.
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