“Territorios en movimiento por la paz - reconociendo, resignificando y reivindicando”
En la versión 35 de esta jornada se invita a “reconocer que Colombia es un país de regiones en las que, no sólo hay una tierra como espacio geográfico, sino también un territorio que es su geografía humana con todos sus valores compartidos y también unas territorialidades que son ese entramado de relaciones y de acuerdos que enmarcan sus identidades y su ethos cultural”, ha explicado el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social – Caritas Colombiana (SNPS).
El sacerdote, agregó que “territorios en movimiento quiere decir fundamentalmente que, desde la palabra que nos congrega vamos a deliberar, entre todos, la región que soñamos y la Colombia que queremos. Será un reflexionar juntos sobre ese conjunto de valores que nos llenan de sentido, pero también sobre aquellas instituciones para la convivencia social y la construcción del bienestar colectivo”.
“Nuestra esperanza es que durante esta semana nos demos la oportunidad de reconocer que Colombia necesita generosidad, cooperación y diálogo, comunicación libre. En una palabra, los valores que construyen la amistad y la fraternidad social. (Fratelli Tutti # 66)”.
Finalmente, el director del SNPS invita a “reconocer que el agua brota con mayor fuerza cuando viene de la profundidad, lo cual significa que todo lo debemos hacer con espiritualidad. Queremos invitar a cada familia, pequeña comunidad, parroquia, zona o vicaría de pastoral, movimiento religioso, congregación religiosa a que, en esta Semana por la Paz, firmemos este manifiesto que les proponemos inspirado en la Palabra de Dios que es luz para nuestros pasos”.
Manifiesto por la Paz y la Convivencia
Nos alegraremos con los que se alegran y lloraremos con los que lloran. (Rom. 12,15).
Nos pondremos de acuerdo para que no haya divisiones entre nosotros y así podamos vivir en perfecta armonía. (1Cor. 1,10).
Haremos de nuestras conversaciones un momento agradable y de buen gusto, sabiendo cómo tratar a cada uno (Col. 4,6).
No nos vamos a morder ni mucho menos a devorar, para no destruirnos los unos a los otros. (Gál. 5,15).
Nos ayudaremos mutuamente a llevar las cargas, así cumpliremos el mandato solidario de Jesús. (Gál. 6,2).
Nos vamos a soportar mutuamente con caridad. Tratando de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz. (Ef. 4,2-3).
Nos comprometemos a no pronunciar palabras que no edifican. Evitaremos la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad (Ef. 4,29-31).
Consideraremos a los demás como superiores a nosotros mismos. No buscaremos nuestro propio interés sino el interés de los demás. (Flp. 2,3-4).
Ninguno de nosotros pretenderá devolver mal por mal. Nos esforzaremos por hacer siempre el bien. Estaremos siempre alegres y oraremos sin descanso (1Tes. 5,15-17).
Evitaremos las cuestiones carentes de sentido: estamos convencidos de que solo traen grandes altercados. Como servidores de Dios procuraremos ser amables con todos. (2Tim. 2,23-24).
Finalizada la proclama del manifiesto y antes de su firma, todos y todas, haremos esta súplica en cada rincón familiar y comunitario:
“Señor llévame de la muerte a la vida y de la falsedad a la verdad. Llévame de la desesperación a la esperanza y del miedo a la confianza. Llévame del odio al amor y de la guerra a la paz. Permite, señor, que la paz llene nuestro corazón, nuestras familias, nuestras comunidades y a Colombia entera. Amén”.
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