Ser sacerdote hoy: Una misión peligrosa en defensa de la fe
Configurando su labor como una de las más arriesgadas en el mundo. La entrega y el compromiso con sus comunidades continúan siendo un testimonio de fe que los expone a riesgos extremos.
Datos recientes recopilados por la Fundación Pontificia Internacional ACN destacan cómo esta vocación enfrenta crecientes amenazas, con casos de asesinatos, secuestros y detenciones en diversas partes del mundo.
Durante 2024 se registraron 121 incidentes graves contra clérigos y religiosos, entre ellos 13 asesinatos, 37 secuestros y 71 detenciones por motivos de persecución religiosa. Los países más afectados incluyen a Haití, donde el colapso de la seguridad derivó en el secuestro de 18 sacerdotes y religiosos. Nigeria, con 11 secuestros reportados; y Nicaragua, líder en detenciones con 44 casos.
En Colombia, el asesinato del padre Ramón Arturo Montejo Peinado estremeció a su comunidad. El sacerdote fue encontrado sin vida con signos de extrema violencia, un hecho que reeja los peligros cotidianos que enfrentan aquellos que luchan por el bienestar de sus comunidades.
En Sudáfrica, el asesinato del padre Paul Tatu Mothobi y del padre William Banda subraya la violencia creciente en regiones con tensiones sociales y políticas. En España, el franciscano Juan Antonio Llorente Espín fue víctima de un ataque mortal en su monasterio. En Polonia, el padre Lech Lachowicz fue brutalmente golpeado hasta perder la vida. También China mantiene una vigilancia constante sobre el clero católico, con numerosos casos de arrestos y restricciones de libertad. Cada historia, desde Haití hasta Colombia, pone en evidencia la urgente necesidad de defender la libertad religiosa y apoyar a quienes, incluso en las circunstancias más difíciles, continúan ofreciendo esperanza.
“Cuando los tiempos son oscuros, la luz del Evangelio debe brillar más fuerte. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. (Mateo 5,10)
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