El pobre es solidario
El señor arzobispo Luis José Rueda Aparicio, en su homilía, resaltó tres puntos; la pobreza solidaria. La riqueza detrás del pobre y la esperanza en Dios
La vida en pobreza que le agrada a Jesús es una pobreza solidaria. “El aceite no se agotará y la harina no se terminará”, ser capaces de compartir en medio de la precariedad, de la escasez, de lo poco.
Apariencia social y vanidad
Nos interpela para no utilizar la pobreza de los demás para humillarlos, o como instrumentos para poder aparentar, ser reconocidos y escalar en nuestros propios intereses. La vida en pobreza que le agrada a Jesús nos libera de las apariencias y de la hipocresía. En medio del pobre hay una riqueza, hay un tesoro, hay una dignidad y un hijo de Dios.
Y, como tercer punto, resaltó el arzobispo; La vida en pobreza que le agrada a Jesús pone su esperanza en Dios.
Dios se hace pobre para enriquecernos a todos. Debemos todos los días poner la esperanza en Dios, porque, como lo dice en el Salmo 145 a favor de los pobres: El Señor mantiene su fidelidad, el Señor hace justicia a los oprimidos, el Señor da pan a los hambrientos, abre los ojos al ciego, hace justicia a los oprimidos, liberta a los cautivos, endereza al que ya se dobla, el Señor ama a los justos, guarda al peregrino y sustenta al huérfano y a la viuda.
Es un salmo que nos anima y nos levanta para sobrellevar la vida y las pruebas que tengamos. Debemos ser hombres y mujeres, familias llenas de esperanza. La pobreza que tiene una gran riqueza, la riqueza de la confianza y los ojos puestos en Dios.
“Bienaventurados los pobres, felices los pobres que ponen su confianza en el Señor. Quitan de su corazón la amargura, la desesperación y entran en un camino de riqueza de cada día, porque Dios es su tesoro, su baluarte y redentor” Concluyó monseñor Rueda.
A continuación escuche la homilía completa:
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