¡Colombia, no te olvides nunca de Dios!: arzobispo de Bogotá
Insistiendo en que la oración transforma nuestra vida, las familias, y renueva la sociedad, monseñor Luis José Rueda Aparicio explicó que este es el camino para la ética de la reconciliación, necesaria en el país.
Durante su homilía en la eucaristía y Te Deum, que presidió este 20 de julio en la Catedral Primada de Bogotá, por los 212 años de independencia nacional, el también presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, insistió en que es necesario “desactivar los odios, abrirse a la convivencia, y ser testigos de la esperanza”.
En esta línea, explicó que “la más profunda reconciliación se fundamenta en el amor a los enemigos, en practicar la misericordia con alegría, en perseverar caminando por los senderos del respeto a toda vida humana”.
Pidió a los hogares de Colombia no alimentar la violencia, por el contrario, alimentarse del Evangelio, de la eucaristía.
“Buscar a Dios, es buscar la gran esperanza, la verdadera esperanza, porque <<Esta esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar (Spe Salvi 31)>>”.
A los gobernantes y a la sociedad en general los exhortó a “llevar la ética de la reconciliación a todo lugar”, a promover el diálogo, el encuentro y a ejercer su servicio y orientar su proceder desde la rectitud.
“No podemos acostumbrarnos a la guerra”
Retomando las palabras del papa Francisco, durante su visita a Villavicencio (Colombia) en 2017: “¡Colombia, abre tu corazón de Pueblo de Dios, déjate reconciliar!", el arzobispo advirtió sobre el cáncer del narcotráfico y la anticultura del odio.
Ante este flagelo, señalo que “amando a los enemigos, haciendo el bien a quienes nos odian, bendiciendo a quienes nos maldicen, rogando por quienes nos difaman, lograremos renovar profundamente nuestra sociedad”.
Esto solo es posible, agregó, “con la fortaleza y sabiduría del Espíritu Santo”.
Una Iglesia servidora por amor, un Iglesia del martirio y la esperanza
Elevando una acción de gracias por el camino recorrido, monseñor Rueda agradeció “la generosa entrega de la vida de un número amplio de laicos, religiosas, diáconos, presbíteros y obispos, quienes en su servicio han llegado incluso hasta el martirio por el Reino”, como el obispo de Arauca, el Beato Jesús Jaramillo Monsalve y el Arzobispo de Cali, monseñor Isaías Duarte Cancino, “asesinado por la violencia narcotraficante de nuestro país”.
Gracias a ellos, “en todas las regiones de nuestra geografía nacional, hay semillas sembradas durante décadas, en la silenciosa labor evangelizadora”.
“En medio de un conflicto armado doloroso y prolongado, que pareciera no tener fin, en cuya raíz está la inequidad social, el narcotráfico, la corrupción y la anticultura del odio, allí, en medio del horror de la guerra, los miembros de la Iglesia Pueblo de Dios han estado sembrando las semillas del Reino y entretejiendo, con esperanza, la ética de la reconciliación”.
Tres hilos para tejer la ética de la reconciliación
Finalmente, retomando las lecturas del día, el prelado propuso a los colombianos trabajar en la construcción de la ética de la reconciliación, guiados por tres hilos: vivir alegres en la esperanza, ser pacientes en el sufrimiento y perseverantes en la oración.
Vivir alegres en la esperanza
“Primero, estamos llamados a perseverar en todas nuestras cosas, orando por Colombia. Papás y mamás, hagan de sus hogares escuelas de oración, hagan de sus hogares pequeños templos de amor en la oración, no nos cansemos de orar, la oración es poderosa”.
Ser pacientes en el sufrimiento
“Se necesita tener paciencia activa para asumir el sufrimiento de cada día, sin agresividad, sin pesimismo. Todas las familias y todas las sociedades del mundo tienen problemas, busquemos que en nuestros campos y ciudades florezca la fraternidad, el encuentro y el diálogo, que florezca el amor fraterno, que es más valiente y más poderoso que la misma guerra”.
Perseverantes en la oración
“Para vivir alegres en la esperanza, que es lo que nos propone el apóstol San Pablo, vivamos alegres en la esperanza. Ahí tengo que decirles a ustedes familias y a toda Colombia. ¡Colombia No te olvides de Dios! cuando nos olvidamos de Dios, cuando un país se olvida de Dios va a la ruina, se autodestruye. Buscar a Dios es buscar la verdadera esperanza”.
La celebración eucarística finalizó con el canto del Himno del Te Deum, por parte del coro de adultos de la Catedral Primada y el coro Filarmónico de Bogotá.
Y, con la oración a la Santísima Virgen María, reina de la paz, para que acompañe y guíe el caminar de este pueblo.
¿Qué es el Te Deum?
El Himno "Te Deum" es un antiguo canto de alabanza y glorificación a Dios, atribuido a la liturgia ambrosiana del siglo V. Según la tradición, cuando en el año 387, San Agustín recibió el sacramento del Bautismo de manos de San Ambrosio, este entonó dicho Himno y Agustín iba respondiendo sus versos.
En la Iglesia católica, se entona en las misas que se ofician en ocasiones especiales como las ceremonias de canonización, ordenación de presbíteros. También lo entonan los cardenales tras la elección de un nuevo papa.
En el caso de alguno países de tradición católica, en aniversarios patrios.
A continuación, reviva celebración eucarística y Te Deum
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