Yo soy la resurrección y la vida
La Catedral estaba casi vacía, en completo silencio, el altar desnudo y la cruz tapada por un paño morado. De pronto, desde la sacristía salieron el Arzobispo, sin báculo, y la procesión. Todos con ornamentos rojos. Monseñor Luis José se postró ante el altar y toda la asamblea se puso de rodillas.
Así empezó esta celebración de la Pasión del Señor, que no tuvo mayores modificaciones, salvo la adoración de la Santa Cruz, que se hizo con una profunda reverencia y a lo lejos.
Como de costumbre, una delegación de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén acompañó la ceremonia.
En la homilía, el arzobispo Rueda habló a los presentes y a los televidentes del Canal RCN, sobre la perspectiva de la muerte, porque para el cristiano la muerte es el comienzo de la vida en Dios. Y sobre la vida, porque el claro mensaje de Jesús compromete al cristiano a ser portador de vida, justicia y paz.
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