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#217016

¡Ya no estamos solos!

16 de julio de 2021
Nuestra Señora del Carmen
Imagen:
OAC
En la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, una oración por la reconciliación de Colombia y la superación de la pandemia

La promesa de Dios: “Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti”, que se lee en el capítulo 2 del profeta Zacarías, “muchos siglos después, con el SÍ de la Virgen María, tomó rostro de niño, de criatura (…) siguió el camino de la maternidad”. Ante este prodigio, “se rompió la soledad de la humanidad”, afirmó monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, que se celebra cada 16 de julio.

Tras señalar que “Dios rompió la soledad. Él tomó la iniciativa de venir hacia nosotros. El creador acompañando a la criatura, a través de la elegida, de la preservada, de la más hermosa, en el hogar de José”, precisó que “debemos agradecer ese detalle”.

Entonces, “si queremos honrar a la Virgen María, si queremos llevar a todas las personas esa cercanía de Dios, que nos vino a través de Ella, debemos ser hombres y mujeres servidores de la cercanía, del diálogo, de la fraternidad, de no abandonar al que está solo”.

En esta misión, las virtudes de la Santísima Virgen María, su docilidad y obediencia, deben ser horizonte y guía del cristiano, llamado a cultivarlas en su vida. Para esto, “pidámosle que interceda por nosotros para que podamos comprender la voluntad Dios Padre y vivirla como Ella lo hizo”.

“Ser cómo María es cumplir la voluntad de Dios (…) Podemos preguntarnos ¿cuál es la voluntad de Dios, nuestro Padre, para nuestra familia, para Bogotá, para Colombia, para la humanidad? Su voluntad es que conozcamos al Hijo de la Virgen María, que es su enviado, Jesucristo, nuestro Salvador, y que nadie se pierda, que nadie se condene, que todos nos salvemos”.

Finalmente, el arzobispo explicó que “vestir el Escapulario de la Santísima Virgen María es revestirnos de Ella, de esa disponibilidad total para hacer la voluntad del Padre”. 

La solemne eucaristía, celebrada en Catedral Primada de Bogotá, fue concelebrada por monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC; monseñor Rafael Cotrino, Vicario de Administración de la Arquidiócesis de Bogotá; monseñor Álvaro Vidales, canónigo encargado del culto mariano y de la devoción a Nuestra Señora del Carmen en la Catedral de Bogotá; y por el padre Jorge Marín, párroco de la Catedral.

Nuestra Señora del Carmen
 

Escapulario, signo mariano*

El Escapulario ahonda sus raíces en la larga historia de la orden Carmelita, donde representa el compromiso de seguir a Cristo como María, modelo perfecto de todos los discípulos de Cristo. Este compromiso tiene su origen lógico en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.

La Virgen nos enseña…

A vivir abiertos a Dios y a su voluntad, manifestada en los acontecimientos de la vida;
A escuchar la voz (palabra) de Dios en la Biblia y en la vida, poniendo después en práctica las exigencias de esta voz;
A orar fielmente, sintiendo a Dios presente en todos los acontecimientos;
A vivir cerca de nuestros hermanos y a ser solidarios con ellos en sus necesidades.

(*EWTN).

A continuación, la homilía completa

 

Homilía: Celebración de la Virgen del Carmen
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