Tiempo para nutrir, cuidar y testimoniar la fe

En el Salón Rojo del hotel Tequendama, en el centro de la ciudad, para reconocer juntos los frutos del primer trienio del Camino Discipular Misionero de esta Iglesia particular y dar apertura a un segundo momento o impulso, denominado “Tiempo para cultivar la fe”.

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En el transcurso de este encuentro del presbiterio arquidiocesano, una luz se encendió luego de orar todos juntos; escuchar la Palabra de Dios y una breve reflexión guiada. Así mismo, se presentó a los asistentes un video que recogió la memoria del primer trienio denominado: “Para sembrar la esperanza”.

Para la apertura del segundo trienio del Camino Discipular Misionero “Tiempo para cultivar la fe”, monseñor Yoany Cupitra, nuevo vicario Episcopal en la VET Cristo Sacerdote, en su intervención, recalcó la toma de conciencia de lo que significa “cultivar”, y en este caso, la fe, por parte de los presbíteros. “La semilla de la fe se Incrementa con la oración, con la Palabra de Dios. Nosotros los ministros ordenados, si el tiempo es adverso, por ejemplo, este se enriquece cuando el ministro se deja encontrar en la intimidad de la oración”.

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La fe ilumina el camino

Cultivar la fe se refiere a realidades sencillas. “El arte de acompañar es una tarea de nuestro tiempo, es un don que va brotando por nosotros, es el sentido del don de la fe que se nos ha dado como ministros ordenados, para poder ofrecer el crecimiento de esta fe al Pueblo de Dios; debemos acompañar siempre”, dijo el sacerdote.

Enfatizó además, en la importancia de la intimidad en la oración y su profundidad; nada comparativo al mundo digital que se ofrece hoy, donde todo es rápido, poco profundo e inmediato, recalcó.

Por su parte, monseñor Daniel Delgado, vicario de Evangelización, hizo un breve contexto sobre el caminar en la Arquidiócesis de Bogotá hacia la maduración de la esperanza, la fe y la caridad, en los habitantes de la ciudad-región. 

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“Nuestro Camino Discipular Misionero, construido a la luz del Espíritu Santo, no fue concebido como una agenda sobrepuesta a nuestros encargos pastorales.  Tampoco es un plan estratégico empresarial; vino a nuestra Iglesia particular como respuesta a la inquietud por caminar de manera convergente, no paralela, con la vida de los habitantes de la ciudad”.

“Si en el trienio de la esperanza nos propusimos identificar, sembrar y festejar la esperanza, es preciso que, en este trienio, dedicado al cultivo de la fe, nos esmeremos en nutrir la fe en Jesucristo, cuidar la experiencia de fe que construye la comunidad y testimoniar la fe que nos impulsa a crear puentes”, enfatizó, monseñor Delgado.  

Por último, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, para el cierre de este encuentro arquidiocesano hizo la apertura oficial a este trienio, invitando al presbiterio a entrar con ánimo misionero y esperanzador en este nuevo impulso del Espíritu Santo que conduce al cultivo y el fortalecimiento de la fe.

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Finalmente, los presbíteros terminaron la jornada con un encuentro, diálogo fraterno y compartir.

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A continuación, entrevista con el cardenal Luis José Rueda Aparicio: