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Monseñor Juan Miguel Huertas descansa en la Casa del Padre

10 de julio de 2020
M Huertas
Imagen:
OAC
Enamorado del arte y la cultura, uno de sus últimos empeños quijotescos fue la restauración del órgano de la Catedral

El señor arzobispo Luis José Rueda Aparicio, los obispos auxiliares, el Consejo Episcopal y todos los miembros de la arquidiócesis de Bogotá, presentan su más profundo saludo de condolencia a la familia Huertas Escallón, por la partida de monseñor Juan Miguel a la Casa del Padre.

Monseñor Juan Miguel Huertas Escallón nació el 10 de mayo de 1946, en el hogar de don José Miguel y doña Alicia. Estudió en Liceo de Cervantes y en la Pontificia Universidad Javeriana, tanto sus estudios de Filosofía y Teología, como Arquitectura, profesión que terminó ya siendo presbítero.

Monseñor Huertas fue ordenado por el arzobispo Emilio De Brigard Ortiz el 19 de noviembre 1971, para el servicio de esta arquidiócesis.

Empezó su servicio pastoral como vicario cooperador en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en 1972. Al año siguiente fue nombrado en Santa Teresa de Ávila, como párroco y en 1975 fue arcipreste.

Desde 1983 estuvo ligado al cuidado y conservación del patrimonio artístico, arquitectónico, escultórico y pictórico de la Arquidiócesis al ser nombrado por el cardenal Aníbal Muñoz Duque como Director de la Oficina de Arte Sagrado, Arquitectura y Servicios Generales. Desde entonces y sin importar ni el título ni el cargo trabajó sin descanso para que los tesoros artísticos arquidiocesanos, en especial los del Palacio Cardenalicio y la Catedral, estuvieran cuidados, restaurados y fuera apreciados y conocidos.

Muy joven, en 1987, fue nombrado Canónigo VI del Capítulo Metropolitano, por el señor cardenal Mario Revollo Bravo. Desde entonces fue la imagen del Cabildo.

Enamorado del arte y la cultura uno de sus últimos empeños quijotescos fue la restauración del órgano de la Catedral, labor que cumplió a cabalidad logrando el compromiso de la Arquidiócesis y de ministerios del gobierno, trabajo que culminó con una serie de conciertos con la obra completa de Juan Sebastián Bach, ciclo que duró más de un año y él fue anfitrión importantísimo.

Nadie como monseñor Huertas para conocer y amar la Catedral de Bogotá, la historia grande y menuda y las historias aledañas de las cuatro construcciones sucesivas, con sus derrumbes, trágicos unos inesperados otros, se oían de maravilla en su profunda voz y en su ácido humor bogotano.

Tal vez su imagen más conocida es la del Deán del Capítulo, enfundado en sus “regias vestiduras” moradas, algunas trabajadas primorosamente en su casa, con sus manos y las de sus sobrinas, pero fue un muy buen pastor de almas, regio confesor y divertido consejero, sus últimas parroquias fueron, además de la Catedral, San Pedro Apóstol, La Veracruz y Beato Mariano de Jesús Eusse.

Con la visita del papa Francisco sus dotes de “relacionista público y guía turístico” –como alguna vez lo dijo- salieron a escena en la atención paciente y pedagógica a periodistas y reporteros que querían saber por dónde irían los pasos del Papa. Los condujo por los salones y balcones, de los que iba contando cuándo y cómo se construyeron y qué importancia tenían, lo mismo cuáles eran los cuadros que se veían y sus autores.

Lo que muy pocos saben es que el repostero, ese tapete que colgaba del balcón en donde se asomó el Papa Francisco y que dio la vuelta al mundo, había sido hecho por monseñor Huertas. Cuando le preguntaron que cómo había hecho eso contestó con su picardía habitual: “Igual que como hice con los otros dos papas…”

 

 

Entrevista: Monseñor Juan Miguel Huertas Escallón Deán de la Catedral Primada de Bogotá
Fuente:
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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