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La presencia de Dios en las periferias de Bogotá

26 de septiembre de 2022
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Imagen:
Secretaría de Hábitat de Bogotá

En el sector del Codito y Cerro Norte, ubicados al nororiente de Bogotá están ubicadas cuatro parroquias (San Juan Diego, Beato Miguel Rúa, Santa Cecilia Romana y San Calixto de Caravario) .Todas hacen parte de la Vicaría Episcopal Territorial de Padre Misericordioso de la Arquidiócesis de Bogotá.

Cerro Norte

Todos los que hemos transitado por la carrera séptima con calle 160, en la localidad de Usaquén,  hemos notado en los cerros orientales una particular mariposa que toma forma gracias a 2.836 viviendas que pintaron su fachada en el año 2019. Mural que batió récords de tamaño en la nuestra ciudad. Allí se encuentra el sector de Cerro Norte.

Los primeros habitantes llegaron a mediados de la década de los sesenta. Antiguamente, en el sector solo habían lotes grandes y varias canteras donde los habitantes trabajaban sacando del cerro materiales de construcción, usando pólvora, lo que la convertía en un riesgo, no sólo para su vida, sino también para sus viviendas, pues el cerro empezó a ceder en ciertas zonas.  La carencia de servicios públicos y el difícil acceso a centros educativos y  transporte cambió, cuando en el año 1982 el Distrito legalizó el sector, facilitando la llegada de todos los servicios públicos, educación y transporte formal.

En este sector existen dos parroquias Santa Cecilia Romana y San Calixto de Caravario. Sus párrocos son el  padre Camilo González y el padre Gerardo Martínez respectivamente. Visitamos sus parroquias y nos contaron la difícil realidad de las personas que habitan todo este sector “Estratos desde la parte más baja 3 ,2, 1,  hasta la parte más alta. Mucha gente sale a trabajar a la ciudad,  el sector económico es relativamente es escaso, las personas sobreviven”, indica el padre Camilo González.

“San Calixto de Caravario es una parroquia donde su población es vulnerable, muy necesitada estratos 1,2.  Acá  las personas son trabajadoras, y tenemos también mucha población también inmigrante, de Boyacá que vinieron en la época de la violencia en Colombia y también extranjeros”, explica el padre Gerardo Martínez.

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Padre Gerardo Martínez, párroco en San Calixto de Caravario

Problemáticas

Las principales problemáticas que tiene el sector actualmente existen son el microtráfico, violencia, desempleo, desigualdad, falta de instituciones educativas, entre otros… “Tenemos problema  de violencia, todo lo que trae el microtráfico a nivel de pobreza, a nivel también de desempleo y de desigualdad”, indica el padre Martínez.

“Bueno a nivel educativo no hay instituciones que cubran todas las necesidades educativas de los estudiantes tanto a nivel escolar primario y secundario. Universidades no se ve la sedes universitarias, de salud no hay cobertura, el único centro que hay es pequeño.  Situación social en el sentido de inseguridad, violencia, agresión es algo que lastimosamente nos atañe a todos y que estigmatiza nuestra comunidad”, indica el padre González.

 

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Para responder a todas estas problemáticas los sacerdotes acompañan a la comunidad tanto espiritualmente, y con diferentes actividades que ayuden a solventar de alguna manera esta difícil realidad que viven es este sector, el padre Martínez cuenta con una tienda solidaria, donde se realizan intercambio de productos en la parte alta del cerro “La parroquia todos estos años ha contribuido en ayudar a las personas, primero con el anuncio de la fe con la vivencia y el testimonio la Iglesia Católica que está en todos los lugares, especialmente en los lugares más necesitados. Este año hemos tenido la oportunidad de colocar en la parte de arriba una tienda solidaria, donde se hacen trueque y donde nos ayuda el Banco de Alimentos y las mismas personas han entendido que es necesario la solidaridad entre todos”.

 

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Por su parte el padre González, asegura que tampoco se puede descuidar la atención  espiritual de las personas “La parte sacramental, acompañamiento espiritual que a veces pareciera que no vale mucho porque no es solamente dar comida y dar vestido. Pero, también lo espiritual es importante,  mucha gente que llega con tristeza, dolor, con abandono o soledad. Creo No todo tiene que ser valor económico, material,  el acompañamiento espiritual es necesario”.

 

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Interior de la parroquia Santa Cecilia Romana 

El Codito

Ahora nos trasladamos unas cuadras más al norte por la carrera séptima al sector del Codito. Nació por la compra de unas fincas extensas y alejadas del centro de la Capital, por parte de los señores: Juan de Dios Gallego y Jesús Duarte, en los años cuarenta, quienes procedieron luego a vender pequeños lotes.

La comunidad Católica tiene origen en los años ochenta, cuando se comenzó con la evangelización. Allí, la arquidiócesis de Bogotá tiene presencia con dos parroquias Beato Miguel Rúa y San Juan Diego. Sus párrocos son el padre Alexis Ortiz y el padre Diego Hernán Ramírez Arias, respectivamente.

La realidad es muy parecida a de Cerro Norte “Tenemos familias que no tienen ni siquiera una panela para poder llevar a la mesa a los más pequeños, así que creemos que lo más importante es llegar con una ayuda económica que sea a través de mercados, como comunidad parroquial hemos duplicado los esfuerzos de conseguir y transmitir la ayuda a los más necesitados y vulnerables”, asegura el padre Ortiz.

 

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Interior parroquia Beato Migue Rúa 

“Esta parroquia tiene una población de estrato 1,2 y 3.  Personas que trabajan en hogares de familia, en trabajo informal y viven del día a día”, indica el padre Ramírez.

Problemáticas

Existen varias problemáticas que aquejan a toda la comunidad “Tenemos una baja respuesta  en la parte  educativa. Aquí hay una pobreza muy marcada y madres cabezas de familia,  hay también, jóvenes que están con sus abuelitos, con sus tíos porque también sus papás o no están con ellos, o han muerto. Y por supuesto hay dificultades en el territorio por el microtráfico y por ende violencia en nuestro sector” asegura el padre Ramírez.

 

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Capilla La Estrellita de la parroquia San Juan Diego 

Los sacerdotes respondiendo a estas problemáticas en este difícil contexto buscan realizar diferentes actividades para apoyar a la comunidad “Lo que hacemos desde acá como el ropero, que es una instancia de colaboración mutua, ya que vendemos ropa desde mil pesos y es una ayuda mutua porque recibimos recursos y la comunidad obtiene prendas a muy bajos precios”, explica el padre Alexis.

“Acompañamos a madres gestantes y madres cabezas de familia, nos reunimos cada mes las acompañamos en sus primeros momentos de gestación. Después del parto con ropa, pañales y alimentación.  También, tenemos para los niños algo que llamamos Escuelitas de la Fe y es acompañar niños desde los cinco años hasta los 12 años en la formación de valores y también cristiana.  Además, acompañamos a las personas de la tercera edad.  Tenemos una población de 60 abuelitos que acompañamos cada 15 días, les damos mercados cada mes” indica el padre Ramírez.

Realidades diferentes, con muchas problemáticas, pero como siempre los sacerdotes con todas las ganas de trabajar, caminando y viviendo con su comunidad. Siempre acompañados de Dios que les muestra el camino y se convierte en un faro de esperanza en este difícil contexto en el que se encuentran.

 

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Padre Diego Ramírez, padre Alexis Ortiz y el padre Camilo González

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