Imposición del palio arzobispal a monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá

En la Catedral Primada de Bogotá, se realizó la ceremonia de imposición del palio arzobispal a monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, el pasado sábado 29 de mayo. El palio es un ornamento del Papa y de los arzobispos metropolitanos. Tiene la forma de una cinta de unos cinco centímetros de ancho con unas cruces de color negro, que el Arzobispo lleva sobre los hombros y sobre el cuello a manera de collar.  Es elaborado de lana de ovejas cuidadas en Roma por religiosas.  La lana simboliza la oveja, el palio entonces nos evoca la imagen del pastor que pone las ovejas o la oveja descarriada sobre los hombros y la conduce al camino, es una imagen para referirse al ministerio pastoral del Arzobispo. 

El papa Francisco delegó a monseñor Luis Mariano Montemayor, Nuncio Apostólico en Colombia para la imposición del palio. Al iniciar la ceremonia monseñor Montemayor destacó la importancia del palio "El palio que se pone al rededor del cuello del Arzobispo y que se debe usar en toda celebración litúrgica, es como un lazo de unión hecho de la lana de los corderitos que el Papa bendice en la fiesta de Santa Inés. Nos lo recuerda el Santo Padre, el Pastor debe tener olor a oveja, que no solo guía a su rebaño, sino que va en búsqueda de la oveja perdida que ha desviado su camino y en vez de regañarla la pone en sus hombros y la lleva de vuelta a casa con un cariño especial". 

Así mismo, indicó que el palio es un símbolo de unión "El palio tiene la forma de un anillo con dos lenguas para manifestar que el Arzobispo por un lado, está conectado con el Papa y por otro lado, con todos los Obispos hermanos cuya unidad le ha sido confiada, el palio quiere simbolizar precisamente que el Arzobispo es el punto de conexión"

Posteriormente, monseñor Luis José Rueda se acercó al Nuncio y se arrodilló ante él. Allí realizó la profesión de fe y el juramento. Luego, el Nuncio, tomó el palio y lo impuso sobre los hombros del Arzobispo. 

Al terminar la ceremonia, continuó la eucaristía presidida por monseñor Luis José Rueda y concelebrada por el señor cardenal Rubén Salazar Gómez,  los obispos auxiliares de Bogotá, monseñor Luis Manuel Alí y monseñor Pedro Salamanca y monseñor Luis Mariano Montemayor, Nuncio Apostólico en Colombia. Además, con la presencia especial de monseñor Francisco Nieto, obispo de Engativá, monseñor Juan Vicente Córdoba, obispo de Fontibón,  los vicarios episcopales y algunos sacerdotes.

Durante su homilía, monseñor Luis José destacó tres puntos "Primero  Cristo es el Buen Pastor.  Nos lo ha dicho en el Evangelio que escuchamos hoy, nos muestra la figura del pastor bello, del pastor hermoso, del pastor que conoce sus ovejas, que les habla, que la busca y que está dispuesto por amor a entregar la vida por la salvación de su rebaño y que no quiere que ninguno se pierda. Segundo la iglesia pueblo de Dios es el rebaño que pastorea Cristo. Nosotros los pastores el arzobispo de Bogotá el papa Francisco, todos nosotros con nuestra misión, somos pueblo, somos rebaño, somos corderos. Pero a la vez tenemos la tarea que el Señor en su misericordia nos ha confiado, de pastorear al pueblo de Dios. Para que se cumpla lo que el Señor dice en la oración sacerdotal, que todos sean uno para que el mundo crea somos signo e instrumento de la comunión de la humanidad entre sí y con Dios. Y tercero la misión que el Señor le confiere a la iglesia y que nos confiere concretamente a sus ministros. Pido al señor que ustedes y yo podamos vivir con fe y con amor a Cristo Jesús todos los acontecimientos que pasen en nuestra vida gozos, fatigas, cansancios, luchas, desespero, incluso que pueden atormentar nuestra vida, los queremos vivir con amor a Cristo Jesús, eso le dará sentido a nuestra vida e incluso a nuestra muerte".