Iglesia en Bogotá emprende salida misionera, sembrando la esperanza
En el segundo año del camino discipular misionero que sigue la Arquidiócesis de Bogotá, con miras a configurarse en una Iglesia en comunión, participación y misión, el trayecto 2024 estará orientado a sembrar la esperanza, desde la salida misionera que convoca a todo bautizado.
“Por salida misionera entendemos, fundamentalmente, salir al encuentro, ir a las periferias existenciales, hacer presencia, escuchar, dialogar, cercanía desde lo que viven nuestras comunidades. Es el anuncio de la presencia, de la alegría del amor misericordioso del Señor, que es la fuente de la vida nueva que Él nos da”, ha explicado monseñor Germán Medina, obispo auxiliar y vicario de evangelización en esta iglesia particular.
El mundo, el país, nuestras regiones, nuestras ciudades, agregó, “necesitan alentar la esperanza en posibilidades de cambio, transformación, siempre favoreciendo al ser humano. Durante el 2023 realizamos un ejercicio de reconocer semillas de esperanza presentes en las comunidades, desde el punto de vista de la fe”.
Y se ha constatado que “el Señor está presente en nuestra historia. Dios no se desentiende de las realidades humanas. ¡En Jesucristo se ha sembrado!, Jesús es la semilla de esperanza que Dios ha sembrado en la historia humana y sigue presente actuando”, afirmó.
En esta línea destacó como semillas de esperanza “presentes en el campo de Dios, que es nuestra ciudad-región”:
El reconocimiento de la presencia de Dios en medio de su pueblo;
El ministerio sacerdotal, semilla caracterizada por el acompañamiento, presencia y cercanía del pastor con su comunidad;
La participación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en diversas propuestas de evangelización e iniciativas comunitarias;
La participación activa de los jóvenes, adultos mayores y familias en la vida parroquial –participación en grupos pastorales y movimientos apostólicos-; así como el compromiso de los laicos que hacen parte del Equipo Parroquial de Evangelización Misionera (EPEM) y del Consejo Parroquial de Asuntos Económicos (COPAE);
La presencia de la vida consagrada y de distintos carismas al servicio de la evangelización y la pastoral en el territorio;
La atención y cuidado al enfermo y al adulto mayor;
La parroquia personal, que acoge población específica, sin estar circunscrita a un territorio geográfico determinado, por ejemplo: personas privadas de la libertad, su familia y animadores de evangelización del mundo penitenciario;
La pastoral penitenciaria, de la salud, las distintas capellanías;
Las obras sociales; el trabajo y servicio a población vulnerable;
La pastoral educativa;
El fortalecimiento de las estructuras pastorales arquidiocesanas: vicarías, diaconías, coordinaciones;
La apertura al cambio, reconociendo el camino recorrido, sus frutos y desafíos; entre otras semillas dispuestas a germinar en el camino hacía una sociedad más justa, reconciliada y fraterna, que propende por la dignidad humana y el cuidado de la Casa Común, siempre guiada y fortalecida por el amor de Dios Padre Misericordioso.
“La salida misionera nos permite comprender, asumir y vivir mejor nuestro ser misionero (…) Y para que esta misión sea auténtica, posea la fuerza del testimonio personal y comunitario requiere preparación”. Es así como se han proyectado distintas jornadas formativas con los animadores de evangelización; y en las cerca de 300 parroquias de esta jurisdicción eclesiástica.
La cartilla ‘Formación para la Salida Misionera: Acción misionera y primer anuncio’, es parte del material adelantado, a través de la coordinación arquidiocesana de iniciación cristiana- vicaría de evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá, con el apoyo del padre Juan Carlos Carvajal Blanco, profesor de la facultad de teología San Dámaso (UESD), Madrid – España.
Ver cartilla 'Formación para la Salida Misionera' aquí
Prioridades en la siembra y cultivo
Reconociendo la realidad social y pastoral actual, y agradeciendo las semillas y frutos; así como los terrenos por acompañar, durante este año se proyecta priorizar el trabajo con familias, jóvenes, adultos mayores solos y migrantes, reconociendo la necesidad de profundizar la presencia y ofrecer consuelo en estas áreas.
Este esfuerzo se extiende a las cárceles, reafirmando el compromiso de la Iglesia católica con los más vulnerables. Su disposición al servicio y consuelo de quienes enfrentan situaciones difíciles.
“La Arquidiócesis tiene organismos, estructuras para acompañar y atender estas poblaciones, pero nos sentimos llamados a atender, a hacer presencia, a estar cercanos, a consolar, a proponer la alegría del Evangelio”, insistió el obispo.
Un llamado universal
Monseñor Medina recordó que todos los bautizados están convocados a ser discípulos misioneros, resaltando la necesidad de reconocer y vivir este llamado. Alentó a los fieles a acercarse a sus parroquias y a involucrarse en diferentes movimientos apostólicos y grupos pastorales, como parte de su compromiso misionero.
“La salida misionera tendrá como marco la celebración de los 460 años de esta Arquidiócesis y el centenario del Primer Congreso Nacional Misionero”.
A continuación, monseñor Germán Medina, detalla aspectos relacionados con la propuesta pastoral para este año, en el Camino Discipular Misionero que se transita:
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