¡Gozo y alegría habiten siempre en la casa mía!
- La alegría que viene de Dios reconstruye los pueblos, es transformadora de la sociedad
- La alegría en Cristo de nutre en la oración y nos lleva a la santidad
- La alegría en Cristo nos da identidad y se proyecta en la misión
"El profeta Isaías está anunciando una alegría después de haber pasado una gran prueba: los han deportado, los han exiliado, los han sacado de su tierra y eso produce tristeza. Quien lo ha hecho es el imperio de Babilonia, Nabuconodosor los han traspasado a otro país y los que están en la distancia están recordando su tierra su, trabajo, su familia; los han desplazado, pero después, al retornar hay que reconstruir el país, hay que reconstruir la familia, hay que reconstruir la economía… es necesario reconstruir el templo y la sociedad y allí el Profeta Isaías anuncia la alegría: me desbordo de gozo en el Señor.
Esto lo puede repetir usted allá en su casa y que se convierta como en un lema espiritual y en un lema cristiano: ¡gozo y alegría habiten siempre en la casa mía! y lo estamos diciendo porque el tercer domingo de Adviento es el domingo de gaudete, del alégrense, llénense de la alegría, el júbilo del gozo de Dios; por eso la Iglesia hoy se viste de rosado y anticipa la alegría del encuentro con el Emanuel, con el Dios con nosotros".
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