Fray Ñero, de las calles a la Casa del Padre
Fray Gabriel, que nació en Bogotá dentro una numerosa familia, con necesidades como tantas otras, se rebuscó su educación trabajando de día y estudiando de noche. Fue trabajador informal, cosa que jamás olvidó.
Después del sí definitivo a Jesús y recibir la ordenación presbiteral, volvió los ojos a los más pobres y optó por el carisma de san Francisco de Asís. Y así como él, Gabriel dedicó su vida a los pobres, estigmatizados, enfermos, drogadictos y abandonados habitantes de calle.
Su parche estaba una cuadra abajo del convento de San Francisco, en el casco colonial de Bogotá, en la cuadra de los libreros. Allí siempre mostraba su amor a sus hermanos brindándoles una agüepanelita con pan, tal vez lo único que pudieran comer en el día, a veces, tristemente lo último.
Se hizo amigo y hermano de los más pobres, en ello gastó gozosamente su vida hasta que el Covid-19 le ganó la partida.
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