El odio visceral nos destruye
Hizo un llamado a todos los colombianos, para que nos volvamos a encontrar, a escucharnos, a tener un diálogo con la verdad y no tener miedo o angustia, ante lo que pueda pasar en la ciudad, en los campos.
Recordó, que el amor trinitario; es el amor del padre, del hijo y del Espíritu Santo y es nuestro modelo de vida y que acompaña la vida de las familias y de todos los colombianos. Tres personas distintas pero un solo amor verdadero.
Las claves para leer desde la Trinidad, lo que está pasando en nuestro país son: “si somos sumergidos desde la misericordia de Dios, debemos ver que nuestra Nación se ha movido entre el amor verdadero y entre el odio visceral, y están a la puerta de nuestra casa, de nuestra conciencia”. El odio visceral nos destruye, daña a las familias, las llena de luto y tristeza, destruye las relaciones entre los ciudadanos y pone en el corazón angustia y miedo de lo que puede pasar en la ciudad, en nuestros campos y en las regiones. Hoy pido que el señor que renueve en todos los colombianos ese amor misericordioso y podamos construir la ¡cultura de la misericordia! Afirmó el arzobispo.
Que la misericordia triunfe sobre la violencia y el odio
Otra de las claves es; sumergirnos en el amor de Jesucristo para poder tratarnos como hermanos, con fraternidad, que seamos hermanos en Cristo, así seamos distintos o pensemos diferente.
De esta manera podemos dialogar, en medio de esta situación de conflicto que vive le país; puede haber distintos intereses, pero si nos tratamos como hermanos podemos encontrar salidas, caminos de consenso prioritarios.
Estos valores prioritarios son; primero el valor de la vida. Respetar la vida humana debe ser tarea de todos. Y, el segundo valor que debemos defender; es la dignidad humana. En estos valores, encontraremos una clave de fraternidad, no de odio. Y nos lleva a encontrarnos y a dialogar con la verdad porque la verdad nos hace libres. Libres del engaño, la mentira y nos libera del miedo que podamos tener en el corazón de hombres y mujeres. La verdad nos hace libres para reconciliarnos y volver a trabajar y a construir juntos.
Para finalizar el arzobispo resaltó: “Somos hijos de Dios y no podemos perder la esperanza aunque pasemos noches oscuras". Y, pidió a los sacerdotes, no solo en Bogotá sino en todo el país, a tener la próxima semana, antes de la celebración de la solemnidad del Corpus Christi, tres días eucarísticos, para poder pedirle a Jesús, por la paz, por la vida, por la reconciliación de nuestro país.
A continuación homilía completa del señor arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio:
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