Consejo Episcopal vivió experiencia de reconocer el terreno para la nueva siembra
Dando continuidad al proceso de reconocimiento, valoración de los frutos pastorales y proyección de la acción evangelizadora en la Arquidiócesis de Bogotá, el Consejo Episcopal se reunió en la parroquia Nuestra Señora de la Peña, en el barrio Los Laches, zona suroriental de la localidad de Santa Fe.
En espíritu sinodal, desde la oración personal y comunitaria, dirigieron “la mirada hacía la ciudad en clave de heridas, pero también de valores o signos del Reino que está presente y actuando en esta realidad”, explicó monseñor Germán Medina, obispo auxiliar y vicario de evangelización de la Arquidiócesis.
“Lo primero que hicimos fue mirar nuestras heridas, porque estamos convencidos que muchas veces nuestra mirada puede estar condicionada. Quisimos dejarnos mirar como Jesús nos mira para sanar; luego, dirigimos la mirada hacia la ciudad, reconociendo las heridas de nuestra gente, hacernos sensibles a estas heridas, mirarlas como Jesús las mira; pero también, descubrir los signos de la presencia de Dios en la ciudad y en la gente; finalmente, quisimos cerrar la experiencia reconociendo las señales de esa presencia del Señor y sembrarnos aquí, en este terreno que Él nos ha llamado a cultivar”, agregó.
“Usamos la imagen del Nogal, que es el árbol nativo de Bogotá, que nos representa a cada uno de nosotros con el deseo de sembrarnos y en esa siembra dar posibilidad a un nuevo comienzo, transformar nuestra ciudad desde el Evangelio, así como el árbol transforma el paisaje, renueva este escenario que es nuestra ciudad”.
Sobre la jornada, monseñor Daniel Arturo Delgado Guana, vicario episcopal territorial de San Pedro, destacó que “este ejercicio es una experiencia de encarnación de algo que no simplemente se pide hacer a las vicarías, sino que nosotros comenzamos por hacerlo vida”.
Se refirió, además a la importancia de estas propuestas coherentes con una de las realidades “que más reclama el pueblo en este momento”: “Sentir que el Señor les acompaña y nosotros somos un signo de esa compañía (…) que implica compartir el mismo pan, estar sentados a la misma mesa, vivir las mismas realidades, no desde la distancia sino sintiendo con el pueblo”.
En esta línea, monseñor Ricardo Pulido, vicario episcopal para el servicio del desarrollo humano integral, precisó que "en la medida que nos acercamos a las periferias descubrimos las necesidades. Las periferias no son solo tragedias, las periferias son también bondades y cuando nosotros venimos a estos lugares descubrimos que hay muchas necesidades, descubrimos que la Iglesia es sensible y que tenemos que seguir trabajando”.
Finalmente, el padre Juan Rafael Rueda Carvajal párroco de Nuestra Señora de la Peña manifestó alegría por la presencia de los vicarios episcopales territoriales, quienes vivieron “esta experiencia de querer sembrar esperanza, fe y sinodalidad”.
Esta experiencia de cercanía y reconocimiento de la realidad, así como de siembra, desde los valores del Evangelio, será realizada en cada una de las vicarías de la Arquidiócesis.
"Solo al implicarnos en la misión podemos ver cómo el Reino nace".
A continuación, testimonios de esta jornada:
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