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#217016

Balance de la acción pastoral y evangelizadora en la Arquidiócesis de Bogotá

20 de diciembre de 2021
Balance de la acción pastoral y evangelizadora en la Arquidiócesis de Bogotá
Imagen:
OAC

Próximos a finalizar el año, en medio de los desafíos que ha representado la pandemia por COVID-19 y de la realidad compleja que vive el país en el ámbito social, político y económico, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, se refirió a los frutos y desafíos pastorales en esta iglesia particular que, unida al llamado del papa Francisco, busca fortalecer la sinodalidad, por una Iglesia en comunión, participación y misión.

Compartimos, en texto, algunos fragmentos de la entrevista y su versión completa en video.

Padre Rafael De Brigard (RDB): ¿Cómo siente que va marchando la labor de evangelización en Bogotá?

Monseñor Luis José Rueda Aparicio (MLJR): Iniciemos por indicar que la evangelización es la razón de ser de nosotros como Iglesia. Este año ha sido especial, un año con dificultades, de transición; un año para reprender ciertas labores, para buscar formas distintas de formarnos, de servir, de acompañar, de continuar en la cercanía con las comunidades. Creo que el balance es positivo.

Agradezco a los servidores de la pastoral, empezando por los sacerdotes, que han estado con su comunidad, junto con los laicos, con la vida consagrada, sirviendo durante todo el año.

RDB: En ese contacto con los sacerdotes, con la vida consagrada, con los laicos, ¿qué le ha llamado la atención de lo que se está haciendo actualmente, teniendo en cuenta que varias de las cosas tienen que ver con una respuesta a la pandemia?

MLJR: Primero, que hemos aprendido a utilizar los medios de comunicación y las redes sociales para ponerlas al servicio de la evangelización. Ha habido una reacción en unos sacerdotes más rápida y en otros más lenta, pero siempre aprendiendo todo lo que nos permite llegar a las familias y a las distintas personas; eso es un gran aprendizaje que hemos recibido en este tiempo, y me llama mucho la atención.

Por otra parte, el gran servicio integral en la presencia social, asistencial, que han dado los sacerdotes junto con sus EPEM, con los COPAE, con los evangelizadores de cada una de las parroquias. Finalmente, me llama la atención que nosotros, en medio de las dificultades que hemos tenido, hemos encontrado que el pueblo de Dios se identifica con sus parroquias.

RDB: ¿Cómo percibe la vida hoy de las parroquias?

MLJR: Padre Rafael, usted más que nadie sabe que Bogotá es una ciudad de ciudades, de pequeñas experiencias comunitarias y sociales y, por lo tanto, eclesiales; entonces hay distintos ámbitos.

Pero pienso que estamos dando un paso y estamos descubriendo cómo es importante el escenario arciprestal para la experiencia comunitaria de las parroquias. Creo que por ahí estamos encontrando una luz que a futuro nos puede servir mucho en el servicio evangelizador, para que este sea más efectivo e integral y podamos organizarnos mejor.

Creo que las parroquias están llamadas a abrirse y a integrarse fraternalmente con las parroquias vecinas en el escenario que nosotros llamamos arciprestazgo.

RDB: ¿En las reuniones que ha hecho con los arciprestazgos ha percibido un buen ambiente para la integración, para el trabajo en equipo?

MLJR: Si, he notado un buen ambiente y experiencias, caminos ya realizados, porque desde hace unos años la Arquidiócesis de Bogotá ha promovido experiencias de pastoral social en el arciprestazgo. También, experiencias misioneras en las que se integraron los párrocos para trabajar en el ámbito arciprestal.

Creo que por este escenario podemos ir ampliando en la formación de catequistas, de animadores, y la integración de algunos miembros de las distintas comunidades.

El hecho que hayamos celebrado la Asamblea Arquidiocesana por arciprestazgos creo que también nos está insinuando que por ahí encontramos un camino para hacer una evangelización urbana de una nueva manera, no solamente reducido al ámbito parroquial sino abriendo los brazos y el corazón al ámbito arciprestal.

RDB: En la Vicaría de Evangelización hay un programa muy claro y muy firme que es la formación de animadores de la evangelización, ¿monseñor tiene alguna noticia sobre la manera cómo marcha ese plan, si ha ido creciendo, proyecciones?

MLJR: Sin duda que la ESAE ha estado creciendo y algunos salieron por dificultades, por salud, por temores para integrase, por dificultades para utilizar el tiempo para el estudio, pero monseñor Yoani Cupitra, que está al frente de esta coordinación, me ha comentado cómo algunos han perseverado, han avanzado. Creo que ese tema de la formación que Aparecida lo puso en primer plano y es la necesidad que ofrezcamos procesos serios de formación para los laicos, para todo el pueblo de Dios, en Bogotá tiene ya un camino muy avanzado, bien realizado, consolidado, que es necesario que lo ampliemos y que lo ofrezcamos cada día más.

La ESAE es una gran oportunidad para que todos en el pueblo de Dios, cada uno en su parroquia, pueda formarse, crecer y madurar en el seguimiento de Cristo Jesús, el Señor.

RDB: Cuando pensamos en la evangelización diaria hay que pensar en los sacerdotes, que somos los que estamos en el diario vivir en las parroquias, ¿cómo encuentra usted a su clero actualmente en este trabajo específico de la evangelización? ¿qué ha percibido, cómo lo siente?

MLJR: Yo noto un clero comprometido, cercano con el pueblo de Dios, consciente de la articulación que tiene y de la posibilidad que tiene con el Plan de Evangelización, pero consciente también de los grandes desafíos y de los grandes cambios; de que este es un momento de transición, de buscar otras formas, de tener la creatividad en el Espíritu Santo, no una creatividad estratégica sino el camino de Dios, lo que el Espíritu Santo le va diciendo a la Iglesia.

Los veo con el deseo de servir y, además, integrados, buscando vivir la fraternidad que es una de las características del clero arquidiocesano de Bogotá.

RDB: Hoy en día monseñor hay una buena parte del clero de Bogotá que está en los barrios del margen de la ciudad, en situaciones de pobreza muy grande, de muchas necesidades, de muchos conflictos, ¿cómo ha descubierto ese clero que está allá, con la mano en el arado, en esos barrios que son más complejos?

MLJR: Yo siento que los sacerdotes que están en estas zonas de periferia, donde hay conflicto social, donde hay llegada de muchos migrantes venezolanos, de muchos desplazados de distintas zonas del país, que son acogidos en Bogotá, logran interpretar el momento, logran leer la situación de sus comunidades, logran conocerlos, amarlos y servirlos.

Padre Rafael, usted ha sido tan fraterno en la construcción de nuevas parroquias y en la dotación de casas parroquiales, para que los sacerdotes puedan servir mejor, y aprovecho para agradecerle públicamente, porque las cosas buenas también hay que manifestarlas, como dice el Señor: que la luz se ponga sobre el candelero; quiero decirle que hay muchas parroquias que se están construyendo y eso ya es un signo.

Hemos celebrado con estos sacerdotes que están en las zonas de periferia, en capillas que son muy sencillas, con láminas de zinc, con madera, con un encerrado, y que viven en un apartamentico de arriendo porque todavía no tienen la casa cural, pero tienen una comunidad y tienen la convicción de estar sirviendo.

Mientras en unas latitudes del mundo se están cerrando parroquias allí están naciendo. En la Arquidiócesis de Bogotá hay una génesis eclesial en todas estas zonas de periferia.

 

RDB: Otro campo de la vida vocacional son los diáconos permanentes, ¿cómo los ve en la Arquidiócesis?

 MLJR: Creo que tenemos un don grande, más de 150 diáconos permanentes, y si sumáramos todos los de la Arquidiócesis de Bogotá como iglesia metropolitana tendríamos alrededor de 250.

Es un gran don por el número y la calidad de la Escuela Diaconal y de los frutos que ha dado. Sin embargo, necesitamos que haya muchos diáconos permanentes que salgan del altar, del templo parroquial, que vayan a otros escenarios donde el presbítero no puede hacer presencia.

El diaconado en el servicio, en la vida social, desde la realidad concreta de nuestras comunidades, puede ser un escenario desafiante, pero también bello para la misión, donde puede surgir nuevas vocaciones.

RDB: Monseñor, ¿qué felicita y qué pide a los agentes de evangelización de Bogotá?

MLJR: Mi felicitación por la opción que han hecho por Cristo y por el pueblo de Dios. Por estar ahí, por hacer presencia, por asumir cada desafío como un momento para servir, para amar, para santificarse junto al pueblo de Dios. Creo que a futuro la Iglesia tiene que identificarse con algunas cosas, un proceso de conversión pastoral, de cambio en la forma de ser, en la forma de vivir, en la forma de evangelizar.

El papa Francisco está poniendo un énfasis grande en vivir la fraternidad, laicos, vida consagrada, sacerdotes, diáconos permanentes, ¡seamos instrumentos de fraternidad! de esta manera le ofrecemos esperanza a nuestras comunidades y a nuestra Iglesia.

Finalmente, creo que tenemos un gran desafío en ser más misioneros, tener una gran creatividad en la misión, en el estar en los distintos lugares. Y cuando hablo de misión estoy hablando también de la misión urbana, de las calles, de los barrios, de las veredas, de las academias, de los hospitales, de las cárceles, del acompañamiento a quienes están situación de drogadicción, en situación de calle, migrantes, acompañar a todos los seres humanos.

Lanzarnos a la misión nos va a requerir un tiempo fuerte de mística, de profundidad, de interioridad, de oración, para que podamos llevar no solamente nuestras palabras sino la presencia de Jesucristo vivo, resucitado

RDB: Monseñor, ¿cuál es su mensaje para este tiempo de Navidad?

MLJR: La virtud de la esperanza debe ser algo que acompañe nuestra vida pase lo que pase. Quiero decirles que el año entrante es un año con desafíos para Colombia en lo político, en lo social, no solo por el año electoral sino porque hay unos signos como el hambre que está pasando en el mundo; como el tema migratorio, y quiero decirles que nosotros tenemos en nuestras manos todas las herramientas: la Palabra de Dios, la gracia sacramental, la experiencia de trabajo pastoral, para que la pongamos al servicio de construir una Colombia, una Bogotá, una Arquidiócesis que camina por los senderos del Señor en los que nos propone el Papa con el tema sinodal.

En este tiempo de navidad, por favor, intensifiquen la oración en familia, hagan el pesebre, que es un pequeño signo de encuentro con el Dios con Nosotros, el Dios que vino a habitar en nuestros hogares. Seamos muy solidarios y austeros en el gasto, no desperdiciemos los bienes materiales que Dios nos ha dado, pero no perdamos nunca la virtud de la solidaridad.

Vea entrevista completa a continuación:

Entrevista monseñor Luis José Rueda Aparicio
Fuente:
Revista Fraternidad – Noticiero Nuevo Rumbo
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