Acción Sacerdotal Misericordiosa: “Un encuentro cercano, fraterno y compasivo”
En el marco del Camino Discipular Misionero y del trayecto 2024, en el que la Arquidiócesis de Bogotá se dispone a la salida misionera, en Tiempo de Cuaresma, alrededor de 150 sacerdotes visitaron 18 hospitales y clínicas; las URI's; y los 4 centros penitenciarios que funcionan en el territorio arquidiocesano, llevando un mensaje de esperanza, cercanía y misericordia.
“Es un signo precioso, porque la esencia de ser sacerdote está en el acompañar. Ser pastor es caminar con las ovejas, en todo tiempo y lugar…Es una oportunidad preciosa para hacer un camino de sinodalidad, sembrando la esperanza en esta sociedad”, destacó el padre Gabriel Méndez, párroco en Santa Inés y capellán de la Línea Blanca Suroriental.
El sacerdote, explicó que, “animados por nuestro arzobispo, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, y por la Diaconía para el Desarrollo Humano Integral de la Arquidiócesis, participamos en esta acción misericordiosa sacerdotal, compartiendo el Vía Crucis con los enfermos y con el personal médico del Hospital de La Victoria”, y también, momentos de oración y cercanía en otros hospitales de la ciudad.
“Es la tarea de la compasión, de la misericordia, que busca que ellos (enfermos, familiares, personal médico, privados de la libertad, personal penitenciario…) encuentren a un Dios cercano, a un Dios que ama, a un Dios que sana”, agregó el padre Saúl Montenegro, párroco en San Isidro, localidad San Cristóbal de la capital colombiana.
A su turno, el padre Juan Carlos Carballo, uno de los capellanes en el Complejo Carcelario y Penitenciario Metropolitano - La Picota, en Bogotá, llamó la atención sobre el impacto positivo de estas jornadas que permiten “llevar un mensaje de sanación interior desde la persona de Jesucristo (…) Es un mensaje de reconciliación, de reconocimiento del error, pero siempre desde la comprensión y la misericordia”.
El sacerdote, también, se refirió a la manera como estas iniciativas fortalecen la fraternidad sacerdotal y son de gran ayuda para el servicio de las capellanías, algunas veces desbordadas en la necesidad de atención a poblaciones numerosas, en lugares ávidos de misericordia.
Atender a este llamado es un desafío, pero también un gozo al vivir las Obras de Misericordia: «Estuve en la cárcel y me visitaste» (…) No podemos olvidar que “existe la llamada a la conversión, que luego servirá para una reintegración a la sociedad y para una reconciliación con la propia historia. Pensamos que este difícil momento para quienes están en las cárceles, también puede ser momento de salvación, de liberación, y de emprender un nuevo camino, afirmó el padre Pablo Gonzales, párroco en San Pedro Julián Eymard, en Ciudad Bolívar.
“Para los internos estas jornadas de misericordia son una gran bendición, porque es la presencia de la Iglesia. Y como capellán es una gran ayuda, ante la magnitud de la población a acompañar”, por ejemplo, en este lugar, cerca de 9 mil internos.
Entonces, son manos valiosas para que como Iglesia católica hagamos presente la misericordia de Dios a tantos hermanos en complejas situaciones”, agregó el sacerdote Edison Cadena Bustos, capellán de planta en la cárcel La Picota.
Durante la experiencia misionera, los presbíteros, organizados por arciprestazgos o grupos de parroquias cercanas, administraron los Sacramentos de la Penitencia y la Unción de los Enfermos; y acogieron en la escucha, acercando la Palabra de Dios en escenarios de fragilidad humana y necesidad de fortaleza espiritual.
Esta salida misionera fue apoyada por seminaristas de año de pastoral y animadores de la evangelización, que hacen parte de la pastoral del mundo de la salud y de la pastoral penitenciaria.
A continuación, algunos momentos de esta acción sacerdotal misericordiosa 2024:
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