El padre Jesús Alberto Pinzón Calderón, rector del Santuario de Monserrate y capellán del claustro de la Universidad del Rosario, es uno de los 15 sacerdotes que el próximo miércoles, 17 de noviembre, celebrará sus Bodas de Plata junto al grupo de ocho presbíteros que alcanzan sus Bodas de Oro Sacerdotal y tres más que llegan a 60 años de servicio a Dios, a la Iglesia y a las comunidades.
Oriundo de Neiva (Huila), el padre Jesús Alberto, ad portas de este jubileo sacerdotal, compartió con El Catolicismo su experiencia, sentimientos, desafíos y proyecciones en estos 25 años de ministerio, centrado en la oración y servicio desde su vocación y su formación en medicina.
“Es una gran alegría saber que el Señor nos ha acompañado en este tiempo, que hemos podido trabajar bastante, duro, en todas las comunidades, en todos los oficios que la Iglesia me ha pedido y llegar a los 25 años es un motivo de júbilo”, señaló el presbítero al tiempo que recordó que, aunque su llamado vocacional se gestó desde muy pequeño, “estudiar medicina y dedicarme al servicio de las personas, de su dolor, de su enfermedad, me afinó para dar la respuesta definitiva, porque es descubrir que la gente necesita que la escuchen, se preocupen por ellos".
"(…) Entendí que el sacerdote, para poder mirar a la persona humana en su conjunto, debe comprender a la gente en sus realidades, en lo más profundo de su ser, en su dolor físico, emocional y espiritual”.
En estos años de ministerio ha acompañado como párroco las comunidades de: Sagrada Eucaristía, San Alberto Magno, Santa Clara y Santa Viviana. “El trabajo con comunidades fue verdaderamente bonito, muy alegre y comprometido”, afirmó.
También, hace parte de la Coordinación Arquidiocesana de la Promoción de la Vida y la Dignidad Humana; es miembro del Consejo de Regencia de la Fundación Universitaria Monserrate; Miembro del Consejo Presbiteral – Grupo de capellanes y movimientos apostólicos.
“Algo que siempre me ha gustado es saber que vivo para servir, esa es mi verdad y quiero así mantenerla”
Ante los desafíos para la promoción vocacional y de la vivencia del ministerio, el sacerdote ha insistido en que “la gente nos necesita, necesita que nos consagremos al servicio de la comunidad, y Dios siempre estará con nosotros. La duda es siempre ¿qué pasará en el futuro? No importa lo que pase, no importa lo que venga, el creyente, y más el sacerdote, siempre podrá saber que Dios está en su vida”.
Finalmente, agradeció a Dios por su ministerio, por fortalecerlo y guiarlo, y pidió a la comunidad continúe acompañándolo con la oración.
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