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Mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos 2022

10 de mayo de 2022
Mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos 2022
Imagen: telemundo.com
La jornada, que se celebrará el próximo 24 de julio, tiene como tema: “En la vejez seguirán dando fruto”.

En el documento, publicado por el Vaticano este 10 de mayo, el papa Francisco recuerda a los “queridos abuelos”, que están llamados a ser artífices de la revolución de la ternura. “Hagámoslo, aprendiendo a utilizar cada vez más y mejor el instrumento más valioso que tenemos, y que es el más apropiado para nuestra edad: el de la oración”, señala.

De otra parte, el papa advierte que una de las formas de violencia es olvidar a los ancianos, descartarlos, el pensar que ellos ya no tengan "frutos que dar".

“A muchos la vejez les causa miedo, porque la ven como una enfermedad y eso los induce a evitar cualquier tipo de contacto con los ancianos. La solución suele ser relegarlos en estructuras que se encargan de ellos, abrazando así <<la cultura del descarte>> que autoriza, subraya el papa, caminos separados entre "nosotros" y "ellos".

 

“Pero, en realidad, una vida larga – así enseña la Escritura – es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que alejarse, sino signos vivos de la benevolencia de Dios que otorga vida en abundancia. ¡Bendita la casa que custodia a un anciano! ¡Bendita sea la familia que honra a sus abuelos!”.

 

"La ancianidad, en efecto, no es una estación fácil de comprender, tampoco para nosotros que ya la estamos viviendo. A pesar de que llega después de un largo camino, ninguno nos ha preparado para afrontarla, y casi parece que nos tomara por sorpresa. Las sociedades más desarrolladas invierten mucho en esta edad de la vida, pero no ayudan a interpretarla; ofrecen planes de asistencia, pero no proyectos de existencia. Por eso es difícil mirar al futuro y vislumbrar un horizonte hacia el cual dirigirse. Por una parte, estamos tentados de exorcizar la vejez escondiendo las arrugas y fingiendo que somos siempre jóvenes, por otra, parece que no nos quedaría más que vivir sin ilusión”.

No obstante, insiste Francisco, "debemos vigilar sobre nosotros mismos y aprender a llevar una ancianidad activa también desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia. Y, junto a la relación con Dios, las relaciones con los demás, sobre todo con la familia, los hijos, los nietos, a los que podemos ofrecer nuestro afecto lleno de atenciones; pero también con las personas pobres y afligidas, a las que podemos acercarnos con la ayuda concreta y con la oración. Todo esto nos ayudará a no sentirnos meros espectadores en el teatro del mundo, a no limitarnos a “balconear”, a mirar desde la ventana. Afinando, en cambio, nuestros sentidos para reconocer la presencia del Señor".

Llamados a ser artífices de la revolución de la ternura

Ante “el tiempo de dura prueba, marcado primero por la tempestad inesperada y furiosa de la pandemia, luego, por una guerra que afecta la paz y el desarrollo a escala mundial”, el sumo pontífice  recuerda que “necesitamos un cambio profundo, una conversión que desmilitarice los corazones, permitiendo que cada uno reconozca en el otro a un hermano. Y nosotros, abuelos y mayores, tenemos una gran responsabilidad: enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma mirada comprensiva y tierna que dirigimos a nuestros nietos”.

 

“Hemos afinado nuestra humanidad haciéndonos cargo de los demás, y hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles. Nuestra actitud tal vez pueda ser confundida con debilidad o sumisión, pero serán los mansos, no los agresivos ni los prevaricadores, los que heredarán la tierra (cf. Mt 5,5)”.

 

¡Celebrémosla juntos! 

Finalmente, Francisco invitó a anunciar esta Jornada en las parroquias y comunidades, a ir a visitar a los ancianos que están más solos, en sus casas o en las residencias donde viven.

 

“Tratemos que nadie viva este día en soledad. Tener alguien a quien esperar puede cambiar el sentido de los días de quien ya no aguarda nada bueno del futuro; y de un primer encuentro puede nacer una nueva amistad. La visita a los ancianos que están solos es una obra de misericordia de nuestro tiempo”.

 

Lea el mensaje del papa Francisco por la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos aquí

 

Fuente: vaticannews.va

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