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Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2022

27 de enero de 2022
Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial Del Enfermo 2022
Imagen: Pixabay

La jornada se celebra el próximo 11 de febrero, bajo el lema: “Sean misericordiosos, así como el Padre de ustedes es misericordioso. (Lc 6,36). Estar al lado de los que sufren en un camino de caridad”.

A partir de cinco puntos, el santo padre desarrolla su reflexión, que se suma al llamado a “garantizar a todas las personas enfermas, principalmente en los lugares y en las situaciones de mayor pobreza y exclusión, la atención sanitaria que necesitan, así como el acompañamiento pastoral para que puedan vivir el tiempo de la enfermedad unidos a Cristo crucificado y resucitado”. 

Hace treinta años, san Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.

Ejes del mensaje para este año:

“Misericordiosos como el Padre”

Recuerda que, "la misericordia es el nombre de Dios por excelencia, que manifiesta su naturaleza, no como un sentimiento ocasional, sino como fuerza presente en todo lo que Él realiza. Es fuerza y ternura a la vez. Por eso, podemos afirmar con asombro y gratitud que la misericordia de Dios tiene en sí misma tanto la dimensión de la paternidad como la de la maternidad (cf. Is 49,15), porque Él nos cuida con la fuerza de un padre y con la ternura de una madre, siempre dispuesto a darnos nueva vida en el Espíritu Santo".

“Jesús, misericordia del Padre”

En este aspecto el pontífice destaca que el testigo supremo del amor misericordioso del Padre a los enfermos es su Hijo unigénito. "¡Cuántas veces los Evangelios nos narran los encuentros de Jesús con personas que padecen diversas enfermedades!".

Reconoce, la incansable y generosa labor de los diferentes agentes de la salud, sobre todo en tiempos de pandemia. Además, hace notar la experiencia vivida por muchos enfermos, que en su última etapa de existencia y en las unidades de cuidados intensivos, tuvieron que experimentar la soledad por la falta de afecto y la lejanía de sus familiares. "He aquí, pues, la importancia de contar con la presencia de testigos de la caridad de Dios que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre".

Tocar la carne sufriente de Cristo

El obispo de Roma, advierte que la invitación de Jesús es clara, "ser misericordiosos como el Padre" y allí advierte los agentes sanitarios y voluntarios juegan un papel importante. Queridos agentes sanitarios, su servicio al lado de los enfermos, realizado con amor y competencia, trasciende los límites de la profesión para convertirse en una misión. Sus manos, que tocan la carne sufriente de Cristo, pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre. Sean conscientes de la gran dignidad de su profesión, como también de la responsabilidad que esta conlleva".

Al resaltar los avances progresivos de la ciencia médica, el avance de las nuevas tecnologías para el desarrollo de tratamientos y los espacios de investigación para erradicar enfermedades, también advirtió que, esto, no debe hacer olvidar la singularidad de cada persona enferma, con su dignidad y sus fragilidades.

"El enfermo es siempre más importante que su enfermedad y por eso cada enfoque terapéutico no puede prescindir de escuchar al paciente, de su historia, de sus angustias y de sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología. Por eso espero que la formación profesional capacite a los agentes sanitarios para saber escuchar y relacionarse con el enfermo".

Los centros de asistencia sanitaria, casas de misericordia

Recuera en su cuarto punto que esta “también es una ocasión propicia para centrar nuestra atención en los centros de asistencia sanitaria”, gracias a “la misericordia hacia los enfermos” que “ha llevado a la comunidad cristiana a abrir innumerables posadas del buen samaritano, para acoger y curar a enfermos de todo tipo, sobre todo a aquellos que no encontraban respuesta a sus necesidades sanitarias, debido a la pobreza o a la exclusión social, o por las dificultades a la hora de tratar ciertas patologías”.

Francisco llama la atención sobre la población más vulnerable “los habitantes de las zonas más pobres del planeta, donde a veces hay que recorrer largas distancias para encontrar centros de asistencia sanitaria. Aún queda un largo camino por recorrer y en algunos países recibir un tratamiento adecuado sigue siendo un lujo. Lo demuestra, por ejemplo, la falta de disponibilidad de vacunas contra el virus del Covid-19 en los países más pobres; pero aún más la falta de tratamientos para patologías que requieren medicamentos mucho más sencillos”.

A lo que agrega, “deseo reafirmar la importancia de las instituciones sanitarias católicas: son un tesoro precioso que hay que custodiar y sostener. ¡Cuántos fundadores de familias religiosas han sabido escuchar el grito de hermanos y hermanas que no disponían de acceso a los tratamientos sanitarios o que no estaban bien atendidos y se han entregado a su servicio! Aún hoy en día, incluso en los países más desarrollados, su presencia es una bendición”.

La misericordia pastoral: presencia y cercanía

Al reconocer las fortalezas que ha desarrollado la pastoral de la salud, a lo largo de estos 30 años, también advierte sobre la discriminación que padecen hoy los pobres y enfermos, se trata de la falta de atención espiritual. "No podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe" y agrega "quisiera recordar que la cercanía a los enfermos y su cuidado pastoral no sólo es tarea de algunos ministros específicamente dedicados a ello; visitar a los enfermos es una invitación que Cristo hace a todos sus discípulos".

Al concluir su mensaje, el sumo pontífice puso bajo el amparo de Jesús y la Virgen María, a todos los enfermos y sus familias, para que encuentren sentido, consuelo y confianza. Así también, oró por los agentes sanitarios, para que llenos de Dios, ofrezcan a los pacientes, además de los cuidados adecuados, su cercanía fraterna.

Lea el Mensaje de la Jornada Mundial del Enfermo 2022 aquí

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