Pasar al contenido principal
#0000d9

¿Cuestión de Apariencia?

18 de noviembre de 2015

Han sido muchos los casos que he escuchado y he tratado de orientar sobre diversos tipos de aborto. Sin embargo, el caso de Juliana, una niña con escasos 16 años, causó…

Recuerdo que una mañana de domingo Juliana se me acercó. Su actitud me causó curiosidad porque siempre la había visto como una niña serena, un poco introvertida, aunque tenía muchos amigos y se destacaba por su liderazgo natural y espontáneo. Ese día se notaba muy triste y nerviosa, situación que contrastaba con los colores vivos de su vestido y ese cabello ensortijado que la distinguía de las otras niñas.

Sus primeras palabras fueron: tengo que contarte algo muy delicado que hace mucho tiempo no me deja dormir y se ha convertido en algo así como una pesadilla. Entre sorprendido y con cierto tono de humor le dije: no de digas que el niño que te gusta no te pone cuidado. De inmediato comenzó a llorar y con tono entrecortado exclamaba ¡ojalá fuera eso! ¡Cuánto quisiera que fuera eso!

La abracé y recuerdo que le dije: excusa, no quería incomodarte, por favor excusa. Ella guardó silencio…  luego, después de unos segundos, me dijo: no me lo vas a creer, hace mucho tiempo me siento sucia, en pecado, triste, desilusionada… pero si apenas estás comenzando tu juventud, cómo piensas así, le dije. De nuevo guardó silencio y de un momento otro saltó en llanto y con desconsuelo decía ¡Es que tuve que abortar! ¡Tuve que abortar! ¡Me siento culpable!

Pero… ¿cómo así? No te entiendo. Sí, eso ocurrió hace tres años y desde entonces mi vida cambió y a pesar de que siempre he querido salir adelante y hacer las cosas bien, no he podido superar la tristeza, me dan pesadillas y siento como si Dios no perdonara mi pecado.

Pero si hace tres años apenas eras una niña, una adolescente ¿Cómo te pudo hacer ocurrido eso?

Si, lo sé, era una niña, pero resulta que una vez fui a hacer tareas a la casa de un compañero de curso y estando solos tuvimos relaciones y quedé embarazada. No sé cómo nos dejamos llevar y cometimos ese pecado. Juego de niños.

La verdad, quedé mudo… guardé silencio y no atinaba qué decirle. Indagué un poco. Pero, ¿Tus padres lo supieron? ¿Te ayudaron? Ella no paraba de llorar… Luego prosiguió… de un momento a otro me empecé a enfermar, me desmayaba… mis padres preocupados por mi salud me llevaron al médico y el doctor les dijo que se trataba de un embarazo… yo tampoco lo sabía, fue una gran tragedia, me sentí morir.

Y ¿Qué paso? Y ¿El muchacho que te embarazó? Él tenía la misma edad mía. Mis padres no quisieron averiguar mucho al respecto y me obligaron a abortar ¿Cómo así?  Sí, me obligaron a abortar. La razón que ellos me dieron fue la de evitar un escándalo debido a que mi familia gozaba de mucha fama por ser muy religiosa y admirada en el pueblo por ser un hogar modelo. Si no tomaban esta decisión su “reputación” quedaría por el piso y de ser un hogar  “modelo” pasaría a ser blanco de críticas por parte de sus amigos y vecinos. Ellos me obligaron, además, a guardar silencio y más tarde me enviaron para acá a vivir con mi tía.  Desde entonces mi vida es un verdadero infierno. Me entiendes por qué vivo triste, angustiada… por favor ayúdame a encontrar una solución…

Este es uno de los tantos casos que he conocido en los que prevalece la apariencia antes que afrontar los  problemas y salvar vidas ¿Se justifica un aborto para evitar un escándalo mayor?

 

Luis Daniel Londoño Silva

Teólogo y comunicador social

dalonsi@gmail.com

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Otras noticias

#277518
#397dff